Pedro Miguel - Periódico La Jornada
El frente opositor lleva casi tres semanas exprimiendo el bagazo del operativo propagandístico que inició el mes pasado la organización política Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), propiedad de Claudio X. González y operada por la ex funcionaria panista María Amparo Casar. No debe pasar inadvertido que MCCI es el puesto de mando de la coalición opositora que contendió en contra de Morena en los comicios del año pasado y que se remonta al Pacto por México, el acuerdo hegemónico forjado por Peña Nieto entre PAN, PRI y PRD para posibilitar el último paquete de reformas estructurales del periodo neoliberal.
En este lapso, la reacción oligárquica, apoyada en sus medios y sus voceros, convirtió en escándalo una pieza difamatoria que no merece el calificativo de periodística y ha venido ramificando la insidia hacia Pemex y hacia el corporativo privado Vidanta no en busca de la verdad, sino para crear la impresión de que el presidente Andrés Manuel López Obrador está en el centro de una trama de corrupción, conflicto de intereses, tráfico de influencias o las tres cosas juntas.
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