jueves, 9 de julio de 2020

FISCALIDAD

Orlando Delgado Selley - Periódico La Jornada
Tras muchos días de confinamiento, el mundo ha empezado a funcionar. Este funcionamiento no recupera la capacidad de operación: apenas hemos empezado a poner en marcha la economía, con grados reducidos de ocupación de la capacidad instalada. Los daños a la economía no han terminado, aunque se ha detenido su caída. Por esto, la discusión sobre las modalidades de la recuperación es prematura. Lo cierto es que para conseguir que haya recuperación se demandarán cuantiosos recursos que los estados nacionales tendrán que inyectar a sus economías y a la protección de los más necesitados.
Como la Cepal ha documentado, América Latina se encuentra en una posición débil para responder a los requerimientos que serán necesarios para impulsar la recuperación económica. Las finanzas públicas regionales están afectadas por diversos motivos: pagos por el servicio de una deuda que se han incrementado, menores ingresos fiscales derivados de la caída del precio de materias primas, requerimientos inaplazables de gasto para sostener servicios de salud (castigados por años de desmantelamiento estatal) así como por transferencias instrumentadas para sostener el ingreso de porciones importantes de la población.

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