El populismo se ha recreado en el entorno político en muchas partes del mundo. En Europa, hoy, es un asunto que concierne a varios países de la región y se acompaña de un creciente nacionalismo que retrotrae al periodo de entreguerras en la segunda mitad del siglo pasado.
Eso ocurre a pesar de los avances en el marco de la integración en la zona, minado por las repercusiones de la crisis financiera de hace 10 años y las propias deficiencias del arreglo democrático del sistema político regional basado en Bruselas (Consejo y Parlamento) y del económico en Frankfurt (Banco Central Europeo).
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