domingo, 1 de noviembre de 2015

EL EJÉRCITO HACE LO QUE QUIERE CON SU "MANZANAS PODRIDAS"

El movimiento fue sorpresivo. La madrugada del 16 de octubre las grandes puertas metálicas de las prisiones del Ejército en distintos puntos del país se abrieron para dar paso a decenas de policías castrenses con equipo antimotines. Apoyados por fuerzas federales, algunos se apostaron en puntos estratégicos de las instalaciones; en los dormitorios, los encargados de la operación, con lista en mano, comenzaron a separar a los internos.
Jorge Carrazco Araizaga
MÉXICO, DF (Apro).- Luego los agruparon en las explanadas, les ordenaron bajar la cabeza y guardar silencio; finalmente los subieron a camiones blindados —los llamados rinocerontes, los mismos que usan las fuerzas federales en sus operativos antinarco y para trasladar a reos de alta peligrosidad— y los entregaron a agentes ministeriales de la Procuraduría General de la República (PGR).

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