lunes, 1 de diciembre de 2014

Y, SIN EMBARGO NO SE MUEVE

León Bendesky / La Jornada
Los dos meses anteriores han sido traumáticos para este país. Lo ocurrido en Ayotzinapa no puede ser barrido debajo de la alfombra como si fuese un hecho de otro mundo y del cual son responsables unos actores aislados, salidos de no se sabe dónde. Esta es la expresión fehaciente de una situación de brutal desgaste político y social, parte de un amplio ambiente de corrupción, crímenes, desapariciones y una impunidad sin límite, que se ha exacerbado en diversas partes del territorio y va mucho más allá de Guerrero.

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