lunes, 20 de octubre de 2014

UN CEMENTERIO LLAMADO IGUALA

  • Los campesinos que se unieron a la búsqueda de los 43 estudiantes desparecidos encuentran un monte plagado de cadáveres anónimos
/ Iguala, Guerrero / El País

Un hombre con la camisa empapada de sudor cava un hoyo entre unos matorrales. Otro que observa la escena, con casco y chaleco fluorescente, cree haber visto algo: “Eh, para. Un momento”. Agarra un hueso, lo posa en una piedra y explica a los que están arremolinados en torno al agujero: “Esta persona tuvo que ser asesinada hace dos o tres años. Lo trocearon con un machete. Pueden ustedes observar el corte limpio”. Los cerros que rodea la ciudad de Iguala, donde desaparecieron 43 estudiantes mexicanos hace tres semanas, están sembrados de cadáveres anónimos.
 

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