Rolando Cordera Campos/ Periodico La Jornada
Desde los orígenes de
la sociedad moderna se ha cultivado la idea de que con la expansión del
comercio y, en general, de la economía de mercado, las inclinaciones
violentas de la especie, así como la inseguridad endémica que asolaba
comunidades y regiones, podrían ser moduladas y puestas a buen recaudo
por el Estado y su régimen de derecho. Así lo imaginaron Adam Smith o
Keynes, junto con Albert Hirschman, tren nombres grandes de la economía
política que hoy tenemos que revisitar.
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