Luis Linares Zapata / El Financiero
Los modelos productivos
y de gobierno de México y Venezuela divergen en sus posturas y
lineamientos ideológicos. No sólo eso, sino que sus aliados externos
son, también, diversos. Pero la mayor distancia entre ellos la forman
sus resultados en el bienestar de sus mayorías. El venezolano es
asediado por la derecha interna y, con virulencia desmedida, por la
internacional. El mexicano, en cambio, ha recibido, aunque con menor
volumen e intensidad según los tiempos y los actores principales, el
beneplácito casi unánime de esas mismas conformaciones políticas.
Destacan en todo este enredo de estiras y aflojes de presiones los de
naturaleza económica, así como los geoestratégicos, empujados por las
hegemonías mundiales. En ambos casos, ya sean los apoyos para uno como
las férreas oposiciones para el otro, se convierte al gobierno
estadunidense en jugador estelar.
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