Una trama de corrupción, tráfico de influencias y simulaciones jurídicas
se tejió al amparo de bufetes y de al menos dos procuradores generales
de la República
Jenaro Villamil
MÉXICO, DF (Apro).- Con el apoyo de dos procuradores generales de la
República del sexenio pasado –en especial de Arturo Chávez Chávez–, del
exdirector de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege
Tamargo, y de una poderosa red de abogados y representantes legales
vinculada con los despachos de Diego Fernández de Cevallos y de Antonio
Lozano Gracia, la empresa Submarelher, fabricante de tapetes de concreto
flexible, se convirtió en un poderoso monopolio subcontratista.
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