Moisés Naím / El País
La buena noticia es
que la economía estadounidense está en recuperación. La mala es que, una vez
superada la crisis, las ganas de hacer los cambios necesarios para que Estados
Unidos tenga una situación fiscal más estable se han evaporado. Los desequilibrios
entre los ingresos y gastos del Gobierno de EE UU seguirán siendo problemáticos
mientras no se adopten reformas que aumenten la tasa de ahorro, disminuyan los
costes del sistema de salud y reduzcan la desigualdad en los ingresos.
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