JESÚS ALBERTO CANO VÉLEZ(*)
El Colegio Nacional de Economistas sesionó en la Ciudad de Puebla, a finales de la semana pasada, para presentar los resultados de sus trabajos de año y medio, en que analizó y diagnosticó la situación económica que vive el país, con el objeto de diseñar una agenda para salir del estancamiento económico, que ha tenido a México sumido en una larga crisis, al no re-encontrarse con el camino de alto crecimiento que por décadas nos caracterizó y nos hacía el ejemplo de éxito en América Latina y el mundo.
Hoy lo único que publicita la autoridad federal-- porque se enorgullece de su política de equilibrio fiscal-- es el marco macroeconómico sano y su relativo éxito en la lucha contra la inflación.
Porque el 1.7%, que fue el crecimiento anual promedio del PIB en la última década, determinó que sufriéramos altos niveles de desempleo y subempleo; un crecimiento en el número de mexicanos viviendo en la pobreza; y una mayor concentración de los ingresos en el 10% más rico de los mexicanos.
Esos lamentables resultados que arrojó el diagnóstico de los foros regionales y temáticos, a lo largo del país, organizados por el gremio de los economistas, por los respectivos Colegios Estatales de economistas coordinados por el propio Colegio Nacional de Economistas.
Hoy es Brasil, y los países latinoamericanos que han seguido su ejemplo de aplicar políticas económicas para economías pujantes, los que nos hacen palidecer de vergüenza ante nuestros pobres, porque no podemos esperar nada de nuestros otrora “motores de desarrollo”: Estados Unidos sigue su lenta y endeble recuperación tras la crisis de 2008-2009, y no se ve en el corto plazo una verdadera recuperación; Europa sigue entrampada en su crisis de deuda; y de nuestra autoridad federal, nada.
Y refiriéndonos a las exitosas economías del orbe, que tienen papel importante para sacar al mundo de la crisis --ante el mal manejo de las economías de EE.UU., Europa y Asia Cercana-- un distinguido economista mexicano lamentaba: “A los BRIC, países en los que el mundo ha puesto sus esperanzas (Brasil, Rusia, India, China) les hace falta la letra M de México.”
Y falta México porque la autoridad rechazó seguir los ejemplos de Brasil y otros, o los ejemplos exitosos de nuestra propia historia económica, que nos dio altos ritmos de crecimiento y avance económico en el medio siglo entre 1932 y 1982.
La razón es totalmente ideológica: decidió apegarse a los lineamientos del “Consenso de Washington”, que recomiendan que los países sigan una política neoliberal, misma que se opone a la intervención del Estado en la economía.
Lo más asombroso es que el propio Estados Unidos decidió, hace tres años, al entrar el gobierno de Obama, seguir políticas de estado muy audaces, promotoras de crecimiento, similares a las de Brasil y diseñadas para luchar contra los efectos de la crisis.
Y todo apunta a que están teniendo éxito. Mientras tanto: Nosotros --pasivos, en espera a que “el mercado” decida actuar-- nomás mirando. . .
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
El Colegio Nacional de Economistas sesionó en la Ciudad de Puebla, a finales de la semana pasada, para presentar los resultados de sus trabajos de año y medio, en que analizó y diagnosticó la situación económica que vive el país, con el objeto de diseñar una agenda para salir del estancamiento económico, que ha tenido a México sumido en una larga crisis, al no re-encontrarse con el camino de alto crecimiento que por décadas nos caracterizó y nos hacía el ejemplo de éxito en América Latina y el mundo.
Hoy lo único que publicita la autoridad federal-- porque se enorgullece de su política de equilibrio fiscal-- es el marco macroeconómico sano y su relativo éxito en la lucha contra la inflación.
Porque el 1.7%, que fue el crecimiento anual promedio del PIB en la última década, determinó que sufriéramos altos niveles de desempleo y subempleo; un crecimiento en el número de mexicanos viviendo en la pobreza; y una mayor concentración de los ingresos en el 10% más rico de los mexicanos.
Esos lamentables resultados que arrojó el diagnóstico de los foros regionales y temáticos, a lo largo del país, organizados por el gremio de los economistas, por los respectivos Colegios Estatales de economistas coordinados por el propio Colegio Nacional de Economistas.
Hoy es Brasil, y los países latinoamericanos que han seguido su ejemplo de aplicar políticas económicas para economías pujantes, los que nos hacen palidecer de vergüenza ante nuestros pobres, porque no podemos esperar nada de nuestros otrora “motores de desarrollo”: Estados Unidos sigue su lenta y endeble recuperación tras la crisis de 2008-2009, y no se ve en el corto plazo una verdadera recuperación; Europa sigue entrampada en su crisis de deuda; y de nuestra autoridad federal, nada.
Y refiriéndonos a las exitosas economías del orbe, que tienen papel importante para sacar al mundo de la crisis --ante el mal manejo de las economías de EE.UU., Europa y Asia Cercana-- un distinguido economista mexicano lamentaba: “A los BRIC, países en los que el mundo ha puesto sus esperanzas (Brasil, Rusia, India, China) les hace falta la letra M de México.”
Y falta México porque la autoridad rechazó seguir los ejemplos de Brasil y otros, o los ejemplos exitosos de nuestra propia historia económica, que nos dio altos ritmos de crecimiento y avance económico en el medio siglo entre 1932 y 1982.
La razón es totalmente ideológica: decidió apegarse a los lineamientos del “Consenso de Washington”, que recomiendan que los países sigan una política neoliberal, misma que se opone a la intervención del Estado en la economía.
Lo más asombroso es que el propio Estados Unidos decidió, hace tres años, al entrar el gobierno de Obama, seguir políticas de estado muy audaces, promotoras de crecimiento, similares a las de Brasil y diseñadas para luchar contra los efectos de la crisis.
Y todo apunta a que están teniendo éxito. Mientras tanto: Nosotros --pasivos, en espera a que “el mercado” decida actuar-- nomás mirando. . .
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
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