domingo, 31 de julio de 2011

AUMENTÓ EN $124 MIL 899.9 MILLONES LA DEUDA PÚBLICA EN EL PRIMER SEMESTRE

El gobierno tuvo un déficit presupuestal de 125 mil 431 millones, reportó Hacienda

Foto
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, en imagen de archivo. Foto José Carlo González

Israel Rodríguez / Periódico La Jornada
Al cierre de junio de 2011, el saldo histórico de la deuda total del sector público, indicador que incluye las obligaciones del gobierno en su versión más amplia, ascendió a 4 billones 938 mil 119.4 millones de pesos, equivalente a 35.4 por ciento del valor de todos los bienes y servicios que produce la economía mexicana en un año.
Estos requerimientos del sector público que incluyen la deuda interna, externa, la deuda de las empresas como Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE), el endeudamiento para el rescate de los bancos comerciales, el rescate de las carreteras, y el de la banca de desarrollo, inversión pública contratada como deuda con el sector privado, entre otros, pasó de 4 billones 813 mil 210 millones 500 mil pesos en diciembre de 2010 a 4 billones 938 mil 110 millones 400 mil pesos a junio de 2011.
De esta manera, el endeudamiento total del sector público, catalogado por las autoridades como los saldos históricos de los requerimientos financieros, registraron un aumento de 124 mil 899.9 millones de pesos en los últimos seis meses y fueron superiores en 0.5 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB) observado al concluir 2010, informó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). De esta manera, los 112 millones de mexicanos, incluidos los 52 millones de pobres, deben unos 44 mil pesos por persona por concepto de endeudamiento interno y externo, entre otros rubros.
En los Informes sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública, correspondientes al segundo trimestre del año, Hacienda estimó que en el transcurso de abril, mayo y junio, el crecimiento real anual de la economía fue de 3.5 por ciento, la tasa más baja de los últimos 5 meses. Explicó, que un factor temporal adicional que redujo la tasa de crecimiento durante el trimestre fue el número de días laborales debido a que este año la Semana Santa tuvo lugar durante abril y no en marzo, como ocurrió en 2010.
En el lapso de referencia, los ingresos tributarios no petroleros fueron menores en 46 mil 17 millones de pesos debido, en primer lugar, a las elevadas devoluciones del impuesto al valor agregado (IVA) realizadas en el primer semestre, que fueron mayores en 31.7 por ciento respecto del mismo semestre de 2010 (en el primer trimestre las devoluciones registraron un incremento real de 45.5 por ciento).
En segundo lugar; los ingresos tributarios no petroleros se redujeron debido a que la recaudación conjunta del impuesto sobre la renta, el impuesto empresarial a tasa única y el impuesto a depósitos en efectivo fue menor en 14 mil 141 millones de pesos debido a que las devoluciones y compensaciones registradas en mayo y junio mostraron incrementos significativos (que crecieron 34.8 y 27.8 por ciento real, respectivamente), situación que se estima se revertirá en los siguientes meses.
Un tercer punto estima que hubo menores ingresos del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) por 6 mil 95 millones de pesos debido, fundamentalmente, a la recaudación por tabacos, donde cabe recordar que el objetivo del incremento en la tasa del IEPS para 2011 era reducir el consumo del cigarro.
En el periodo reportado por la dependencia, se indica que el balance público registró un déficit de 125 mil 431 millones de pesos. Estos resultados son congruentes con el déficit presupuestario aprobado para 2011, señaló Hacienda.
Pese a la caída en los ingresos el gasto total aumentó 5.3 por ciento en términos reales durante el primer semestre. El gasto total del sector público ascendió a un billón 654 mil 421 millones de pesos. Según Hacienda el gasto se canalizó a: la actividad económica, la competitividad y la generación de más y mejores empleos; el apoyo al desarrollo social, con particular atención a la educación, la salud y el combate a la pobreza, y a la lucha frontal contra el delito y la delincuencia organizada.
El desplome en los ingresos se compensó parcialmente con los ingresos petroleros. Así, los ingresos presupuestarios del sector público llegaron a un billón 523 mil 482 millones de pesos, un aumento de 4.6 por ciento en comparación con mismo periodo de 2010.

A 48 HORAS DEL LÍMITE, CÁMARAS DE EU CONTINÚAN EN DISPUTA

Representantes rechazaron ayer plan demócrata para elevar el techo de deuda

Convoca Obama a reuniones de emergencia con líderes de su partido y la cúpula republicana

El Tea Party se niega a ceder en elevar impuestos a ricos; Reid cita avances de última hora

Foto
Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado, ayer en conferencia de prensa en el CapitolioFoto Ap

Afp, Dpa y Reuters / Periódico La Jornada
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, dominada por la oposición republicana, rechazó este sábado un plan de los demócratas del Senado para elevar el techo de la deuda, cuando faltan sólo tres días para que el país se quede sin fondos para pagar su deuda y se enfrente a una eventual suspensión de pagos por primera vez en su historia.
Al cierre de la edición, el líder de la mayoría del Partido Demócrata en el Senado, Harry Reid, pospuso un polémico procedimiento de votación sobre un plan para evitar una cesación de pagos, citando avances en las negociaciones con los republicanos. Hay negociaciones en curso en la Casa Blanca para evitar una catastrófica moratoria de la deuda de la nación. Hay muchos elementos a ser finiquitados y aún hay una distancia que recorrer, dijo Reid.
El Senado tenía previsto realizar una votación de prueba el domingo (0500 GMT) sobre el plan demócrata de aumento de límite de la deuda, al que los republicanos dijeron que se oponen y podrían haber bloqueado.
El presidente Barack Obama convocó a los líderes demócratas del Congreso a conversaciones de emergencia y también se reunió con la cúpula republicana, en medio de la desesperada búsqueda de un acuerdo con los republicanos que evite a Estados Unidos caer en cese de pagos, lo que tendría consecuencias mundiales.
En la Cámara de Representantes los legisladores rechazaron por 173 votos contra 246 el texto elaborado por el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, que no alcanzó los dos tercios necesarios para la aprobación del proyecto. En el nuevo proyecto Reid intentó atraer los votos de la derecha y para ello incluyó medidas sugeridas por el jefe republicano del Senado, Mitch McConnell. Con esta votación los republicanos de la cámara baja respondieron al rechazo del viernes por el Senado al plan republicano.
Con apenas tres días para redactar y aprobar un acuerdo con los republicanos, Obama convocó al líder demócrata en el Senado, Harry Reid, y a la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a una reunión urgente en la Casa Blanca que duró alrededor de hora y media. Previamente, en su mensaje semanal señaló: hay una cantidad de formas de salir de este lío. Pero queda muy poco tiempo. Así lo advirtió Obama mientras el Congreso mantenía la agitada sesión de fin de semana, previo al vencimiento del plazo, el martes 2 de agosto.
El voto en la Cámara de Representantes ocurrió luego de un áspero debate. La representante republicana aspirante a candidata presidencial Michele Bachmann acusó a Obama de no tener respeto por las negociaciones y de mantener los niveles de gasto más insensatos jamás vistos en la historia del país. Mientras, Pelosi dijo que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, eligió pasarse al lado oscuro, una referencia al personaje Darth Vader, villano de la serie cinematrográfica La guerra de las galaxias.
La economía estadunidense alcanzó su techo legal de deuda de 14.3 billones de dólares (es decir casi 100 por ciento del producto interno bruto –PIB–) el 16 de mayo y ha utilizado gastos y ajustes de contabilidad para continuar operando, pero sólo podrá hacerlo hasta el martes próximo.
Tradicionalmente el Congreso estadunidense solía dar su visto bueno al elevamiento del techo de deuda, pero actualmente el grupo Tea Party, ala radical del Partido Republicano, integrado por unos 80 legisladores elegidos en noviembre, se niega a ceder terreno en cuanto a elevar impuestos a los más ricos y en cambio insisten en masivas reducciones del gasto público.
Los líderes republicanos del Senado, Mitch McConnell, y de los Representantes, John Boehner, dijeron que después de una semana de estancamiento, ahora mantienen conversaciones serias con el presidente Barack Obama para subir el límite de la deuda y evitar un incumplimiento de pagos. Ahora hay un nivel de seriedad, con la gente correcta en la mesa, dijo McConnell en una conferencia de prensa, donde se le unió Boehner. Sus declaraciones ocurren una semana después de que Boehner anunció el retiro de las negociaciones y rechazó dialogar con el presidente Obama.

ESCURRIR EL BULTO CON EL CENTRISMO

Muchos consideran que situarse en medio del espectro político es la virtud. Yo no
PAUL KRUGMAN / EL PAÍS
Los hechos de la crisis del techo de la deuda no son complicados. En la práctica, los republicanos han tomado a Estados Unidos como rehén, amenazando con minar la economía y perturbar la labor esencial del Gobierno a menos que obtengan concesiones políticas que nunca habrían sido capaces de aprobar mediante la legislación. Y de hecho, los demócratas -aunque habría estado justificado que rechazasen por completo esta extorsión- han hecho lo imposible por satisfacer estas exigencias republicanas. Como he dicho, no es complicado. Pero hay muchos en los medios de comunicación que, aparentemente, no son capaces de llegar a admitir esta simple realidad. Las noticias presentan a los dos partidos como igual de intransigentes; los expertos fantasean con algún tipo de levantamiento centrista, como si el problema fuese un exceso de partidismo por ambas partes.
Algunos de nosotros llevamos mucho tiempo quejándonos del culto al "equilibrio", la insistencia en retratar a ambos partidos como igual de equivocados e igual de culpables respecto a cualquier tema, independientemente de los hechos. Hace mucho, yo bromeaba con que si un partido declarase que la Tierra era plana, los titulares dirían: "Divergencia de opiniones sobre la forma del planeta". ¿Pero podría ese culto seguir imperando en una situación tan patente como la que ahora tenemos delante, en la que un partido está claramente haciendo chantaje mientras el otro regatea sobre el precio del rescate?
Resulta que la respuesta es que sí. Y esto no tiene gracia: el culto al equilibrio ha desempeñado una función importante a la hora de llevarnos al borde del desastre. Porque, si la información sobre discusiones políticas siempre parte de la base de que ambas partes son culpables, no se castiga el extremismo. Los votantes no le castigarán a uno por su atroz comportamiento si todo lo que escuchan es que ambas partes son culpables.
Permítanme ofrecerles un ejemplo de lo que estoy diciendo. Como es posible que sepan, el presidente Obama trató inicialmente de alcanzar un "gran pacto" con los republicanos sobre los impuestos y el gasto. Para ello, no solo decidió no darle demasiada importancia a la extorsión del Partido Republicano, sino que ofreció unas concesiones extraordinarias para lo que son las prioridades demócratas: un aumento de la edad necesaria para poder acogerse a Medicare, unos drásticos recortes del gasto y tan solo pequeñas subidas de los ingresos. Como señalaba Nate Silver, de The Times, Obama defendía en la práctica una posición que no solo estaba muy a la derecha de las preferencias del votante medio, sino que estaba incluso un poco a la derecha de las preferencias del votante republicano medio.
Pero los republicanos rechazaron el trato. ¿Y cuál fue el titular de un análisis de Associated Press sobre esa ruptura de las negociaciones? "Obama y los republicanos, atrapados por una retórica inflexible". A un presidente demócrata que se esfuerza tanto por adaptarse a la otra parte -o, si lo prefieren, que se inclina tanto hacia la derecha que corre el peligro de caerse- se le trata como si fuese exactamente igual que sus absolutamente intransigentes oponentes. ¡Equilibrio!
Lo cual me lleva a esas fantasías "centristas". Muchos expertos consideran que el hecho de situarse en medio del espectro político es una virtud en sí mismo. Yo no. La sabiduría no se encuentra necesariamente en el punto medio y yo quiero que los dirigentes hagan lo correcto, no lo que sea centrista.
Pero para aquellos que insisten en que el centro siempre es el lugar en el que hay que estar, tengo una información importante: ya tenemos un presidente centrista. De hecho, Bruce Bartlett, que trabajó como analista político en el Gobierno de Reagan, sostiene que Obama es, en la práctica, un conservador moderado.
Bartlett tiene razón. El presidente, como hemos visto, estaba dispuesto a por alcanzar un pacto presupuestario que favorecía claramente las prioridades conservadoras, e incluso ansioso por conseguirlo. Su reforma sanitaria era muy similar a la reforma que Mitt Romney llevó a cabo en Massachusetts. Romneycare, a su vez, seguía fielmente las directrices de un plan propuesto originalmente por la derechista Fundación Heritage. Y devolver los tipos impositivos de los estadounidenses con ingresos elevados al nivel que tenían durante los locos años noventa difícilmente puede considerarse una propuesta socialista.
Es cierto que los republicanos insisten en que Obama es un izquierdista que pretende que el Gobierno se haga con el control de la economía, pero ellos lo harían, ¿o no? Los hechos, si alguien decidiese informar sobre ellos, dirían otra cosa.
¿Y qué hay del rumor sobre un levantamiento centrista? Tal como yo lo veo, proviene de personas que admiten la naturaleza disfuncional de la política estadounidense moderna, pero que se niegan, por la razón que sea, a reconocer el papel unilateral que interpretan los extremistas republicanos a la hora de hacer disfuncional nuestro sistema. Y no es difícil adivinar cuál es su motivación. Después de todo, señalar la verdad evidente hace que a uno lo etiqueten de partidista estridente, no solo desde la derecha, sino desde las filas de los autoproclamados centristas.
Pero hacer llamamientos vagos al centrismo, como escribir crónicas que siempre culpan por igual a ambos partidos, es escurrir el bulto descaradamente; una forma de escurrir el bulto que solo fomenta más malos comportamientos. El problema que tiene ahora mismo la política estadounidense es el extremismo republicano y, si uno no está dispuesto a decirlo, está contribuyendo a empeorar el problema.
Paul Krugman es profesor en Princeton y premio Nobel de Economía de 2008. © 2011 New York Times Service. Traducción de News Clips.

EL MERCADEO EN LAS UNIVERSIDADES

Axel Didriksson / Proceso
A pesar de sus magros resultados, el modelo de mercado en las universidades públicas del país avanza desde hace varios años, así como en otros países. En Chile, las manifestaciones estudiantiles, constantes durante la última década, y que han alcanzado un mayor grado de organización recientemente, luchan en contra de la mercantilización de la educación superior, con todo y las medidas remediales que el nuevo gobierno ha propuesto para detenerlas.
En ese país, desde los años finales de la dictadura de Pinochet se pusieron en marcha modificaciones constitucionales y reglamentarias para que el peso del costo de la educación superior recayera en las familias y en los estudiantes, se jerarquizó a las universidades y desapareció en los hechos la diferencia entre públicas y privadas. Sin embargo, el otrora modelo emprendedor chileno lo único que ha traído consigo es el ahondamiento de las diferencias sociales y el malestar de los jóvenes cuando tienen que pagar por un derecho humano fundamental.
La idea de que los estudiantes son clientes, de que las instituciones educativas deben estar sujetas a mediciones formales para evaluar su eficiencia y su valor en dinero, de que su gestión se asemeje a la de una empresa sustituyendo a los órganos colegiados y las decisiones de las comunidades académicas, de que los profesores y los investigadores estén sujetos a nociones de productividad y escalas salariales, y de que las funciones de docencia e investigación estén motivadas por su utilidad en el mercado y no en las de libertad académica y autonomía, está cada vez más presente en las universidades chilenas, pero también en las mexicanas.
En Estados Unidos hace ya largo tiempo que esto también ocurre, y en algunas universidades se presenta fuertemente el fenómeno de un capitalismo académico, y en otras simplemente la necesidad de rebajar, en todo lo que se pueda, los costos de su mantenimiento. Así, por ejemplo, en estos días en las universidades de Colorado, de Texas, de Wisconsin o de Oregon se está buscando compensar los costos que deben pagarse por recoger la basura en los campus, recortar las llamadas telefónicas, reducir drásticamente la cantidad de las fotocopias, vender vehículos o cobrar más por el uso de las instalaciones deportivas, con programas que se impulsan como de “reducción creativa de costos”.
En México el caso es patético, porque se ha permitido que el modelo de mercado se imponga poco a poco, con la implantación de modelos curriculares basados en competencias y estándares, con el impulso de materias denominadas de “aprendizaje financiero y el ahorro”, con la secuencia de recortes al gasto público destinado a la educación superior y a la investigación científica, con sistemas de becas que comprometen pagos crecientes a las familias y a los estudiantes por medio de la banca, y se aseguran reformas que rebajan los impuestos anuales a quienes paguen colegiaturas en escuelas privadas.
Desde hace ya tiempo que el mandato del artículo tercero Constitucional se ha convertido en letra muerta, porque se paga por toda la educación que se recibe, porque ésta ha dejado de ser laica, y en muchos sentidos científica y libertaria. Además, cada vez más es de peor calidad, obsoleta y falsa. No ha existido el mayor interés por posicionarnos en las nuevas áreas del conocimiento interdisciplinario, ni lo que se genera y transfiere desde la adquisición de nuevos aprendizajes tiene la menor importancia para la sociedad y el desarrollo económico.
Durante el año pasado, por ejemplo, las universidades sólo produjeron 137 patentes (0.9%), frente a más de 14 mil registradas. Buscar relacionar lo que se investiga en las universidades con las empresas es, como dice el vicepresidente de la Academia Mexicana de Ciencia, doctor José Franco, es “sembrar en el desierto”. Las empresas con capacidad de innovar y demandar nuevos conocimientos son escasas, y en su gran mayoría usan y buscan adaptar conocimientos de otros países.
Junto con la escasa consideración que la sociedad y el Estado tienen respecto de la importancia de invertir en conocimientos desde sus universidades, sus egresados salen a un mercado laboral al que tampoco le interesan sus títulos o sus capacidades. El desempleo entre los universitarios es el más alto (70%) entre los que buscan empleo. La mayor oferta de trabajo es para quienes quisieran hacerse policías, o para quienes con 20 años de estudio desean realizar actividades por las que cuando mucho se ofrecen 10 mil pesos al mes.
En México, ni las universidades ni los estudiantes protestan, como sí ocurre en otros países. Las manifestaciones en contra de los cobros excesivos o por la falta de espacios de estudio, la baja calidad o la escasez de recursos, son apenas visibles y por muy poco tiempo. El modelo que deja de lado una buena educación ciudadana, la idea de una sólida formación integral y cultural, el trabajo en fronteras de la ciencia y la tecnología, la fortaleza humanística y el laicismo, tienen más enemigos de los que uno creía.

ALGUIEN TIENE QUE TOMAR EN SERIO ESTA CRISIS

Arturo Balderas Rodríguez / La Jornada
Aunas horas de que se cumpla el plazo para que el gobierno estadunidense agote su presupuesto y deje de pagar las obligaciones que contrajo en el pasado, en el Congreso se sigue discutiendo si se autoriza la ampliación del techo de la deuda en aproximadamente un trillón de dólares para cumplir con esas obligaciones. Los pagos que se derivan de estas obligaciones estaban previstos dentro del presupuesto aprobado por el Congreso el año pasado y, en consecuencia también un aumento en el techo de la deuda por lo que su aprobación debió proceder sin mayores sobresaltos.
Al menos en 78 veces desde la década de los años 60 esa autorización había transcurrido sin mayores sobresaltos, independientemente del partido al que perteneciera el presidente. Esta vez el Partido Republicano, o para ser más precisos un grupo ultra-conservador dentro de sus filas, decidió no autorizar esa ampliación y por lo tanto dejar de pagar obligaciones ya contraídas, a menos que se reduzca sustancialmente el déficit gubernamental, a costa del gasto social. Salud, educación, seguro social, medio ambiente y gasto en infraestructura son los rubros que pretenden disminuir sustancialmente. En contrapartida los republicanos se han negado a un aumento en los impuestos a quienes ganan más de 250 mil dólares anuales, a gravar las ganancias de capital y a reducir los subsidios a diversas industrias, principalmente la del petróleo, entre las medidas que permitirían recaudar más impuestos para atenuar el tamaño del déficit.
El presidente ha dicho estar de acuerdo con reducir el déficit, que representa aproximadamente 80 por ciento del producto interno bruto (PIB) anual del país, pero ha repetido que no lo hará a costa del gasto social, aunque por la vía de los hechos su propuesta incluye ya una reducción en las partidas de salud principalmente. Esto no ha sido suficiente para hacer entrar en razón a los congresistas republicanos que insisten en castigar aún más esos gastos.
De no llegar a un acuerdo a más tardar el próximo 2 de agosto, los posibles escenarios que se advierten son los siguientes: millones de personas que reciben cheques de la agencia del seguro social dejarían de recibirlos; se suspendería el pago a millones de empleados federales; las compañías que realizan trabajos para el gobierno, tales como mantenimiento y construcción de carreteras, presas, puentes y edificios públicos, dejarían de recibir los pagos ya contratados y por tanto suspenderían esas obras; los intereses de los bonos y certificados del Tesoro estadunidense, que han sido adquiridos por individuos y gobiernos de otras naciones, una de ellas México, dejarían de pagarse, incluido el principal en algunos casos. Por lo pronto, millones de familias disminuirían su consumo a niveles de subsistencia en un contexto económico en el que es necesario aumentarlo para evitar una nueva recesión.
Entre las consecuencias internacionales de este impasse en las negociaciones en el Congreso estadunidense está la pérdida de confianza de los mercados financieros en torno a la credibilidad en la solidez del crédito de Estados Unidos. En algunos países ya se especula sobre la posibilidad de transferir la adquisición de bonos o certificados de deuda a otros mercados financieros, uno de ellos el suizo. En este contexto pesimista, no dejan de llamar la atención las declaraciones optimistas del secretario de Hacienda mexicano cuando dice que la crisis de Estados Unidos pudiera beneficiar a México, cuyo mercado financiero recibiría los capitales que emigraran de aquel país. Se repite así la versión de que la crisis estadunidense contrario a perjudicarnos nos beneficia. Parece que no se toma en consideración que entre 70 y 80 por ciento de nuestra economía está atada a la estadunidense y cualquier recesión en ese país arrastraría a la nuestra. Tampoco se dice que la hacienda mexicana ha comprado bonos del Tesoro estadunidense y que, por tanto, también estaría en problemas para cobrar los intereses que esos bonos generan.
A estas alturas ya no está claro si la intención de los congresistas republicanos es minar aún más a la atribulada presidencia de Obama con el fin último de evitar su relección, o si en verdad consideran que el gobierno debe reducir aún más su intervención en la conducción del país. En todos los tonos varios gobernantes de diversas naciones y la directora del FMI han llamado la atención al gobierno de Estados Unidos sobre lo delicado que sería para la economía mundial de persistir esta situación. No hay que especular mucho para imaginar las consecuencias si el gobierno de Estados Unidos falta a sus obligaciones financiera por segunda vez en su historia, la primera de ellas en los años 70 se resolvió en unas horas y no tuvo mayores consecuencias. En esta ocasión, según se advierte, la situación es mucho más compleja y por ello impredecible.


CRISIS POLÍTICA

LUIS RUBIO / REFORMA
La verdadera crisis del gobierno estadounidense no es fiscal sino política. Lo fiscal es un mero síntoma de la disfuncionalidad a la que ha llegado su sistema político. El detonador inmediato ha sido la exigencia legal de que el poder legislativo apruebe el límite de endeudamiento del gobierno, pero el fondo del asunto se remite a una profunda división que existe en la sociedad respecto a la función del gobierno en la sociedad. Quizá lo más revelador de la naturaleza de su problema es el hecho de que los dos partidos políticos tradicionales ya no representan al conjunto de su sociedad, lo que hace cada vez más dependientes a los legisladores de grupos organizados con intereses muy específicos.
Hay muchas manifestaciones del proceso político por el que atraviesa nuestro vecino del norte, comenzando por las agudas diferencias de perspectiva entre los "azules" y los "rojos". Si uno observa el mapa electoral a lo largo de los últimos diez o quince años, lo evidente es la polarización electoral que ha sufrido y que ha dividido a los votantes entre azules o demócratas, y rojos o republicanos. Con excepciones menores, los azules dominan las costas en tanto que los rojos monopolizan todo el resto. Los colores no hacen sino evidenciar formas radicalmente distintas de entender la vida y expresar anhelos sobre el futuro. Los azules tienden a despreciar a los rojos y calificarlos de primitivos e incultos, en tanto que los rojos califican de elitistas y europeizantes a los azules. Aunque se trata de una caricatura, constituye un reflejo de las actitudes y percepciones prevalecientes.
En mis actividades académicas visito muchas universidades todos los años, algunas en el centro del país, otras en las costas. Todas ellas son de primer nivel en términos de la calidad de su profesorado, excelencia académica, número de premios Nobel y otras medidas que se emplean para compararlas. Sin embargo, el contraste entre unas y otras no podría ser más grande. En una universidad en St. Louis Missouri, por ejemplo, varios profesores llegan en pickups y más de uno es miembro del National Rifle Association, la organización que reúne a quienes abogan por el derecho a portar armas, y muchas de sus actitudes políticas o sociales son por demás conservadoras. En lugares como Boston o Nueva York la escena es exactamente la contraria: los coches de su preferencia son híbridos y sus preferencias sociales y políticas son claramente liberales.
Para unos, la función del gobierno es hacer lo menos posible, dejando al individuo y al mercado las oportunidades del desarrollo. Para los otros el gobierno debe garantizar una plataforma básica de servicios y derechos que son, en su visión, la esencia de la civilización. En uno de los temas más disputados y controvertidos de los últimos años, el de la provisión de servicios de salud, unos quieren que sea el individuo el que decida a través de la adquisición de un seguro médico, en tanto que los otros consideran que esa es una obligación elemental del Estado. El mismo tipo de diferencias existen en otros asuntos: la seguridad social, el gasto en defensa, el derecho a la posesión de armas, la asistencia a los pobres, el comercio internacional y la migración ilegal. Del lado republicano piensan que el individuo debe decidir cómo gastar su dinero, razón por la cual es mejor tener un régimen de impuestos bajos. Por el lado demócrata piensan que el gobierno está ahí para promover la igualdad en la sociedad y que los impuestos son el medio para pagar su costo.
Inexorablemente, estas diferencias de perspectiva se reflejan en el presupuesto gubernamental en buena medida porque por décadas todo mundo obtuvo lo que quiso hasta que los montos resultaron inmanejables y esa es la crisis fiscal en la que están ahora. Lo notable no son los problemas sino que las propuestas de solución de cada uno no son siquiera comprensibles para el otro lado. En términos generales, los demócratas no aceptan recorte alguno en los programas sociales en tanto que los republicanos no aceptan incremento alguno en los impuestos. El corazón del asunto no reside en la defensa de principios programáticos e ideológicos sino en la negativa a aceptar la existencia del problema. Los programas sociales, sobre todo el llamado medicare, para adultos mayores de 65 años, es muy popular pero no tiene una fuente de financiamiento sostenible y su costo crece a una enorme velocidad. Para los demócratas el asunto del financiamiento es una mera nimiedad que no tiene consecuencias. El equivalente para los republicanos es el gasto en defensa y los costos de sus diversas aventuras militares. Ninguno reconoce la escala de los costos o las alternativas evidentes: menos gasto o más ingreso.
El movimiento del "tea party", surgido en buena medida como reacción al proyecto de estímulo fiscal y de universalización de los servicios de salud del presidente Obama, plantea un regreso a lo básico: recortar todo lo que sobra para retornar a una situación de salud fiscal y de control del crecimiento de los tentáculos del gobierno en todos los ámbitos de la vida. Independientemente de la filosofía que lo anima, muchos de los diputados que el movimiento patrocinó y que hoy constituye la mayoría en el congreso, su implementación práctica ha sido fundamentalista: todo o nada. Por su parte, el presidente Obama ha sido igualmente intransigente: ninguna concesión en sus programas estelares y nada sin aumento de ingresos.
Más allá de las personalidades, quizá el mayor problema práctico es que los dos partidos tradicionales ya no representan más que al 65% del electorado (en comparación con más del 90% hace veinte años). Eso ha llevado a que ninguno quiera asumir riesgos elevados respecto a su reelección. Un agudo (y cínico) observador en Washington dice que el problema político inmediato es muy simple: para poder reelegirse, Obama requiere del apoyo de los Republicanos y eso implicaría sacrificar a su base tradicional. Es decir, como dicen allá, politics as usual: lo primero son los intereses personales de los políticos y lo demás es lo demás. Algún día saldrán de su crisis política porque esa es la naturaleza de su pragmatismo; pero eso no cambia la estela de incertidumbre y disfuncionalidad que están dejando en el camino.
Lo impactante de Washington hoy es el desdén de su clase política a la trascendencia de EUA como superpotencia. A prácticamente nadie le importan las consecuencias de su actuar (o inacción) sobre el dólar o el comercio internacional, temas cruciales para el resto del mundo. Serán los privilegios de ser potencia, pero no una buena manera de conducir un imperio.

EU: DISPUTAS PRESUPUESTALES

Orlando Delgado Selley / Proceso
El 2 de agosto se acerca y podría ser catastrófico. Esto que parece anuncio de película palomera, en realidad ha sido lo que han venido anunciando día a día los grandes titulares de la prensa mundial, con base en los pronósticos de los analistas y de los organismos financieros internacionales. Y es que ese día se le podría terminar el dinero al gobierno de Barack Obama. Si el Congreso no le aprueba contratar más deuda, Estados Unidos dejará de pagar sueldos, proveedores, gastos de mantenimiento y sus obligaciones financieras con quienes, en todo el mundo, tienen bonos del tesoro estadunidense.
Otra vez, como hace una semana respecto al rescate griego, los mercados están a la expectativa ante lo que podía ser –según se dice– peor que la quiebra de Lehman Brothers, que en septiembre de 2008 provocó pérdidas en un día de 500 mil millones de dólares. Lo sorprendente es que hace unas semanas se pensaba que el riesgo era que desapareciera el euro y en estos últimos días el riesgo es que el dólar deje de ser “la moneda de reserva última y de primer orden”, como declaró el FMI. Europa y Estados Unidos, están en el ojo del huracán. En ellos están concentradas las mayores dificultades de la economía mundial.
Disputas políticas sobre temas decisivos para el funcionamiento de su economía, entre los grupos parlamentarios en Estados Unidos, han llevado a una situación efectivamente inédita: la posibilidad de que la deuda de este país, evaluada siempre con la mayor nota por el oligopolio calificador, sea degradada. Esta baja de calificación, como en otros casos, implicaría que la tasa de interés a la que el gobierno estadunidense coloca sus emisiones aumentaría. Esta tasa ha aumentado ligeramente y el jueves pasado pagaba por un bono a 10 años 2.98%. Se trata de una tasa baja, comparada incluso con la que paga el gobierno alemán, el más fuerte de Europa, que es cercana al 4%.
La disputa legislativa, aunque está centrada en la elevación del techo de endeudamiento, incorpora temas decisivos en la agenda política de Estados Unidos que afectan al mundo entero. Para la derecha republicana se trata de acotar la capacidad de intervención del gobierno en el funcionamiento económico, por la vía de obligarle a reducir el gasto social sin que aumenten los impuestos.
Los demócratas y el propio Obama han estado de acuerdo en reducir el déficit, pero la diferencia es que ellos lo harían aumentando impuestos a los estratos de muy altos ingresos, particularmente a grandes conglomerados empresariales y reduciendo, efectivamente, el gasto público, aunque de otra manera y en otra medida. Republicanos y demócratas coinciden en reducir el tamaño del gobierno estadunidense, a través de limitar el déficit presupuestario, pero difieren en la composición general de sus finanzas.
Del mismo modo que en Europa los gobernantes de la Unión Europea han pretendido resolver los problemas presupuestarios de Grecia, Irlanda y Portugal, obligándoles a reducir drásticamente el gasto social, ahora en Estados Unidos hay un acuerdo de los dos partidos políticos para limitar la capacidad de intervención gubernamental en la corrección de importantes desigualdades. El fondo en ambos casos es desmantelar un estado del bienestar, construido durante muchos años, que les ha permitido mantener estructuras sociales con capacidad para resistir dificultades económicas provenientes de distintas fuentes.
Los republicanos impulsados por el Tea Party, grupo conservador de reciente creación y que llevó a la Cámara de Representantes a cerca de 50 de sus miembros, se han propuesto eliminar prácticamente los apoyos fiscales a través de Medicare y Medicaid a los grupos sociales más vulnerables. Su planteamiento es que los apoyos deben darse solamente a quienes trabajan. Los demócratas, en cambio, aceptan reducciones pero menores para mantener los apoyos fiscales a personas con dificultades especiales.
Unos días antes de que venza el fatídico plazo del 2 de agosto los republicanos ya han obligado a Obama y al grupo parlamentario demócrata en la Cámara de Representantes a aceptar que no habrá aumentos de impuestos a los ricos, lo que significa una importante victoria de las tesis del Tea Party que se comprometió con sus electores a impedir cualquier aumento de impuestos. De modo que todo el costo de la reducción del déficit lo pagarán los pobres.
El presupuesto y la deuda del gobierno de Estados Unidos tienen dimensiones que conviene tener claras. La discusión puntual es aumentar el techo de endeudamiento de 14.4 miles de millones de dólares, que en relación con el PIB estadunidense significa el 98%, lo que quiere decir que pase lo que pase en cifras anuales la deuda del gobierno de Estados Unidos llegará a alrededor de 120% de su PIB. La proporción es mucho mayor que la del gobierno español y de los otros periféricos, salvo Grecia. El presupuesto, por su parte, es de más del 20% del PIB, lo que significa que el tamaño del Estado es importante.
El déficit fiscal de Estados Unidos como proporción del PIB es de casi 10%, que resulta también superior, por ejemplo, al déficit del gobierno español que es del 7.1% de su PIB. Así que si el oligopolio calificador evaluara con los mismos criterios la deuda estadunidense debiera estar peor calificada que la española. Obviamente hay diferencias significativas entre estas economías, pero lo relevante es que están enfrentando problemas relativamente similares y están tratando de resolverlos de manera también relativamente similar.
La crisis se generó en los países desarrollados y sigue viva allí. La incipiente recuperación se ha frenado por las dificultades que enfrentan los gobiernos de esos países. A estos problemas se han añadido las diferencias entre los partidos políticos predominantes en esos países y, sobre todo, el avance de las derechas que han ido imponiendo su agenda. En ella está el desmantelamiento del estado del bienestar que avanza inexorablemente. El futuro no parece, en consecuencia, promisorio, sino todo lo contrario.

EE UU SE ASOMA AL PRECIPICIO

El debate político suscitado por el Tea Party sobre el techo de deuda abre la puerta a la pérdida de la calificación de triple A
Incluso si se llega a un acuerdo, la máxima nota crediticia peligra
SANDRO POZZI / EL PAÍS
Estados Unidos se ha disparado en su propio pie con el debate político para elevar el techo de la deuda, en el que el Tea Party, el ala más radical del Partido Republicano, se ha enrocado. Algo que hasta ahora se hacía casi de forma automática, pero que va a causar un daño que costará reparar. El prestigio de EE UU está tan tocado por el circo ideológico en Washington, que en Wall Street se da casi por hecho algo que hace un año era impensable: una rebaja temporal de la nota crediticia a la mayor economía del mundo.
Lo anticipó Barclays Capital y le siguieron el resto. Ampliar el margen que tiene el Gobierno federal para pedir prestado, indican desde IHS Global Insight, no será suficiente para evitar la rebaja de Standard & Poor?s (S&P) y Moody?s. Las dos agencias de calificación dejan claro que de lo que se trata es de si este trámite que se fue de la mano servirá para contener la escalada de la deuda.
Un estudio del Tesoro indicaba recientemente que la deuda nacional bruta superará el tamaño de la economía este año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, al alcanzar el 102% del PIB. Hace un año se proyectaba en el 96,4% para 2011 y que rebasara el 100% en 2014. La causa de semejante revisión es doble: un crecimiento menor de lo esperado y la extensión de las rebajas fiscales.
Es una imagen que contrasta radicalmente con la de hace una década, cuando avanzaba por el camino del superávit fiscal. ¿Qué pasó para que siga hundiéndose en el agujero? Dos recesiones seguidas, dos recortes de impuestos y dos guerras. Otro estudio de Pew revela que el tío Sam está obligado a pedir más prestado, lo que le lleva a pagar un 11% más en intereses.
El drama se lleva cocinando desde el pasado verano, cuando la Casa Blanca vio que no iba a conseguir que el Congreso le aprobara el presupuesto federal de 2011. Desde el 1 de octubre, Washington lo fue prorrogando con partidas de gasto de emergencia, hasta que llegó un momento en el que hubo que llegar a un pacto para evitar un parón gubernamental, como en 1995 y 1996. Aquellos "cierres del Gobierno" en tiempos del presidente Bill Clinton se debieron a la falta de un presupuesto y no tanto a que no se hubiera aprobado el techo de deuda.
Ahora, la batalla por el presupuesto era el principio de otra más intensa que ha puesto en cuestión la capacidad de EE UU para pedir prestado y poder pagar así a tiempo sus facturas.
Desde la fundación de Estados Unidos hasta 1917, el Congreso tenía que aprobar individualmente cada emisión de deuda pública. Para facilitar la financiación de la participación de Estados Unidos en la I Guerra Mundial, el Congreso cambió este método por el de fijar un límite de emisiones. Desde 1979, este techo se ha fijado habitualmente de forma semiautomática en el momento de aprobar el Presupuesto (a menos que el Congreso se opusiese) o cada vez que ha hecho falta. El techo se ha elevado en 78 ocasiones desde 1960, incluyendo 18 bajo los mandatos de Ronald Reagan; 7, con George W. Bush, y 3, con Barack Obama. El actual presidente se opuso en 2006 a una de las elevaciones del techo de deuda con Bush que se aprobó en el Senado por solo 52 votos a 48.
En 1995, los republicanos, liderados por Newt Gingrich, se opusieron a elevar el techo de deuda y Estados Unidos tuvo que recurrir a tomar fondos prestados de fondos de pensiones públicos para evitar el impago. Pero entonces el déficit era mucho más bajo y Washington no necesitaba tanto como ahora apelar al endeudamiento para financiar su actividad una vez que se aprobase el presupuesto. También era más baja la deuda y hasta Newt Gingrich daba por hecho que no se llegaría a una situación límite que impidiese el pago de la deuda y de los intereses.
Pero la situación esta vez es distinta. El nivel de deuda ronda el 100% del PIB, buena parte del gasto federal se financia con deuda y Washington ha agotado ya prácticamente todas las fuentes alternativas de financiación. El rifirrafe político podría acabar con que la preciada AAA se esfume y, en el peor de los casos, que EE UU no pueda pagar sus deudas a tiempo.
Incluso en esa situación extrema, es diferente a la del parón de las actividades no esenciales del Gobierno federal por falta de presupuesto. Pero, como señalan los expertos, sirve de precedente para anticipar lo que puede pasar. Las agencias públicas pueden seguir operando y manteniendo a los empleados en nómina, con la promesa de que les pagará por su trabajo.
En un escenario de default, estarían en riesgo los más de 80 millones de cheques que salen al mes desde el Tesoro para pagar a veteranos, jubilados y a los que se benefician de la sanidad pública. En ese caso, como en el de parón gubernamental, son la Casa Blanca y el Congreso los que deciden para quién habrá dinero disponible. Pero son aguas nunca navegadas, y en este momento nadie da garantías de pago. La esperanza es que se llegue a un acuerdo de último minuto que evite el peor escenario.
La rebaja, sin embargo, de la calificación podría llegar a un año de las presidenciales. EE UU se descolgaría así del club que integran Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Noruega, Reino Unido, Singapur, Suecia y Suiza. A no ser que el acuerdo convenza de que habrá una consolidación fiscal a medio plazo. Ni S&P ni Moody?s ni Fitch quieren ver un arreglo a corto plazo de los que acostumbra Washington, donde hay una brecha sobre cómo afrontar el desafío. S&P ha advertido que Estados Unidos necesita un recorte de gastos por 4 billones de dólares, aunque podría mantener la máxima nota con un recorte de gasto de entre 1,5 billones, si va acompañado de un compromiso creíble para acciones futuras.
EE UU tiene la triple A desde 1941. Pero, como decía Christine Lagarde esta semana, aquí no se trata de entrar a valorar la posición adoptada por los demócratas o los republicanos durante la negociación. En términos económicos, la nueva jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) recuerda que EE UU arrastra un déficit gemelo que hay que solucionar a medio plazo.
Una rebaja en uno o dos peldaños no es la calamidad que se vaticinaba ante un escenario de impago de la deuda. Pero no deja de ser un riesgo en un momento de incertidumbre. EE UU entraría así, en un territorio peligroso. Además, este juego tiene lugar en un momento delicado a escala global, donde no hay una zona del planeta que no escape de problemas.
La pérdida de la máxima nota crediticia no afectará a EE UU como destino de inversión. Pero sí puede hacer que sus principales acreedores se replanten sus carteras en dólares a largo plazo, indica Goldman Sachs. Elevará además los costes de las firmas financieras para pedir prestado, con el consiguiente impacto en la actividad empresarial y el empleo.
Un rebaja afectaría, además, a la valoración de algunos bancos y empresas -que podrían verse forzados a reforzar sus colchones de capital-, de las hipotecarias semipúblicas Fannie Mae y Fredie Mac, y la de los bonos municipales. Y, con toda probabilidad, un mayor debilitamiento del dólar, que ya está sufriendo frente al euro a pesar de la incertidumbre que domina en Europa.
JP Morgan estima el impacto de la pérdida de AAA en 100.000 millones de dólares anuales para el contribuyente. Eso se deduce de un incremento del coste de pedir prestado de hasta 75 puntos básicos, con lo que el dinero público irá a pagar intereses y tendrá que retirarse de otras partidas. El efecto a corto plazo sería menor, de 10 puntos básicos.
Como indican en Bank of América, si EE UU se topa con la situación de que pierde algo de credibilidad entre sus grandes compradores de deuda en el exterior, eso hará más difícil lograr una situación fiscal sostenible a largo plazo. Lo que, indican, creará a la vez un clima negativo para la inversión. Pero como añade IHS, tampoco hay alternativas más atractivas para el inversor.
Hay quien se pregunta, viendo la situación financiera de EE UU, si la rebaja no debería haber llegado mucho antes. Es decir, incluso si se evita la rebaja de una o más agencias, seguirá pesando la amenaza de EE UU abandone el club de las grandes economías y tenga que acabar llamando a la puerta del más poblado grupo que integran países como Japón, Chile, Bélgica o España. -
¿Puede la Fed salvar a EE UU?
Ben Bernanke fue el primero en alertar desde la Reserva Federal de las consecuencias catastróficas que tendría no elevar a tiempo el techo de la deuda. Es más, dijo que no podía estar ni un minuto sin el efectivo necesario para poder pagar las facturas. La pregunta ahora es qué puede hacer el banco central para cubrir una responsabilidad política. Ahí entra de nuevo en juego la máquina de hacer dinero, que puso en pausa el pasado 30 de junio hasta ver cómo marchaban las cosas. La semana pasada se reunió con el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, para empezar a trazar planes de contingencia. Pero legalmente hay límites en lo que la Fed puede hacer en su labor de banquero del Gobierno.
Bernanke, además, trata de ser muy cuidadoso con la independencia de la institución y distanciarse de disputas políticas. Así que para evitar una fuga de inversores tendrá que subir tipos, con el consiguiente coste económico. Una posibilidad es que la Reserva compre bonos del Tesoro e inyecte a la vez liquidez en el sistema para que no se resienta la actividad económica. Pero no puede adquirir los bonos directamente del Tesoro y debe tener presente que se le puede desbocar la inflación. -

sábado, 30 de julio de 2011

EMPOBRECIÓ CRISIS A 3.2 MILLONES DE MEXICANOS

Un estudio reveló que de 2008 a 2010, la pobreza en México aumentó de 48.8 millones de personas a 52 millones, por lo que pasó de 44.5% a 46.2% del total de la población nacional

ESTATUS. El Coneval considera en pobreza extrema a quien tiene tres o más carencias sociales y un ingreso menor a 978 pesos por persona al mes en el área urbana, y 684 pesos en la rural. En la imagen, Gonzalo Hernández, secretario ejecutivo del consejo (Foto: ROBERTO ARMOCIDA I EL UNIVERSAL )

Natalia Gómez Quintero | El Universal
En México hay 52 millones de pobres y 11.7 millones viven en pobreza extrema, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El consejo reveló que la pobreza en el país aumentó de 44.5% en 2008, es decir, 48.8 millones de personas, a 46.2% en 2010, lo que representa que 52 millones de personas se ubican en esa condición.

En tanto, la pobreza extrema se mantuvo en ese mismo periodo en 11.7 millones de mexicanos. Son considerados pobres quienes tienen al menos una carencia social en salud, educación alimentación e ingresos inferiores a la línea de bienestar mínimo, que equivale a 2 mil 114 pesos por persona al mes en el área urbana y a mil 329 pesos por persona en el área rural.

Se considera en pobreza extrema a quien tiene tres o más carencias sociales y un ingreso menor a 978 pesos por persona al mes en el área urbana y 684 pesos por persona en el área rural.

Estos datos se desprenden de los resultados de la Medición de la Pobreza 2010, presentados ayer por el Coneval, y en los que se informa que la carencia por acceso a la alimentación incrementó de 23.8 millones de personas en 2008, a 28 millones en 2010.

Rezago social

El Coneval refiere que 32.3 millones de personas son vulnerables por carencia social, lo que implica que su salario puede ser considerado alto, pero al mismo tiempo no cuentan con uno o dos servicios básicos. En 2008, en este rubro había 36.2 millones de personas.

“Una persona puede ganar al mes 40 mil pesos, pero no tener acceso a la salud o a la seguridad social, por lo que ante una eventualidad de una enfermedad súbita sufre por no poder solventar esa catástrofe”, detalló Gonzalo Hernández, secretario ejecutivo del Coneval.

El Coneval identifica a 6.5 millones de personas vulnerables por ingreso, que son aquellas que si bien no tienen ninguna carencia social, tienen ingresos por debajo de la línea de bienestar mínimo necesario ya mencionada.

“Esto puede presentarse porque la crisis le pegó a su negocio, a su empleo y, por lo tanto, tiene un ingreso por debajo la línea de bienestar. Si esa persona siguiera así por algún tiempo más podría ser parte de la pobreza, porque seguramente se le agregaría una carencia, tal vez sacar a sus hijos de la escuela o no poder pagar acceso a la salud”, explicó el secretario ejecutivo.

Hernández Licona detalló que entre 2008 y 2010 las entidades federativas que mostraron los mayores aumenos en el número de personas en situación de pobreza fueron Veracruz, Guanajuato, Oaxaca, Chihuahua, Tamaulipas y Baja California.

Avances y retrocesos por entidad

Hubo reducciones en el número de pobres en los estados de Puebla, donde 127 mil personas dejaron esa condición; en Coahuila 106 mil personas, y en Morelos 73 mil personas.

En lo que se refiere a pobreza extrema, el Estado de México fue el que mayor número de pobres generó en ese lapso, subiendo ligeramente de 1 millón de personas en 2008, a 1.2 millones en 2010. Le siguen Veracruz, que tuvo 183 mil más pobres extremos; Jalisco, con 43 mil; Yucatán, con 35 mil, y Querétaro, con 32 mil.

El consejo reportó que las entidades federativas que lograron disminuir el número de pobres extremos son Chiapas, Puebla y Michoacán.

Presentan logros

El secretario ejecutivo del Coneval refirió que a nivel nacional hay 6.5 millones de personas vulnerables por ingreso, lo que significa que aunque ese sector no tenga ninguna carencia social, sus percepciones están por debajo de los 2 mil 114 pesos por persona al mes en el área urbana y mil 329 pesos por persona en el área rural.

Hubo registro de avances en los servicios básicos, pues había 44.8 millones de personas en 2008 sin acceso a la salud y para 2010 disminuyó a 35.8 millones de personas.

Hace tres años México tenía 24.1 millones de personas en rezago educativo y para el año pasado bajó a 23.2 millones de personas.

En 2008, 21.1 millones de personas carecían de servicios básicos de vivienda y dos años después eran 18.5 millones de personas.

Causas de la pobreza

Gonzalo Hernández Licona explicó que el aumento de pobres en México se origina fundamentalmente por la reducción del ingreso de los mexicanos en un contexto de crisis económica severa, que afectó aún más a la población urbana que a la rural.

“Uno de los factores de que la pobreza rural fuera menos afectada es que esas zonas están menos conectadas con los mercados. Esto quiere decir que cuando salgamos de manera más clara de la crisis, los sectores que saldrán adelante más rápido serán los urbanos”, puntualizó John Scott, especialista del consejo de evaluación.

Otro factor al que atribuyeron este crecimiento de pobreza fue el aumento en la carencia del acceso a la alimentación, pese a que otros servicios como el de salud o educación hayan crecido.

Reconoció que aunque se haya mejorado en estos servicios a la población, existen retos en calidad de la educación y atención a la salud.

Los especialistas del Coneval, quienes asistieron a la presentación del informe, prefirieron no hacer críticas directas respecto a la funcionalidad de programas sociales que se han impulsado para abatir la pobreza.

“Haremos análisis más detallado de las causas y las consecuencias, y veremos qué es lo que puede pasar”, dijo Hernández Licona. No obstante, presentaron un ejercicio hipotético de en cuánto hubiera aumentado la pobreza extrema si no existieran transferencias gubernamentales de programas como Procampo, Oportunidades y Becas.

Apoyos del gobierno

La pobreza extrema, sin esos apoyos se hubiera incrementado de 11.7 millones a 13.4 millones. En el caso urbano, de 5.5 millones a 5.9 millones, y en el rural de 6.3 a 7.5 millones.

Agustín Escobar, también especialista del Coneval, explicó que el programa Oportunidades no tiene el objetivo de acabar con la pobreza, sino hacer posible que los hijos de las familias pobres tengan salud y educación.

“Ya vimos que el programa Oportunidades, que implementó transferencias desde 2007, sí reduce los niveles de pobreza. Estudios previos señalan que esta iniciativa lo que hace es reducir la desigualdad entre los pobres, pues los que reciben el apoyo ven su situación cambiar. Sí, parece ser momento de evaluar con cuidado si la estrategia está dando los resultados que se buscan”, afirmó.

El Coneval refirió que ante este escenario de crecimiento de pobreza, hace falta que en México se lleven a cabo grandes cambios en la economía, para tener el crecimiento que no se ha presentado en varios años.

La medición fue hecha entre agosto de 2008 y noviembre de 2010 y utiliza la información de la Encuesta Nacional de Ingreso-Gasto de los hogares.

Por primera vez en la historia del país se reveló la evolución de la pobreza en las 32 entidades federativas al mismo tiempo y con la misma metodología.

EN EL SEXENIO CALDERONISTA HA CRECIDO EN 13 MILLONES EL NÚMERO DE POBRES

Marginación desbocada
Angélica Enciso L. / Periódico La Jornada
De acuerdo con la medición por ingresos, que fue la metodología oficial hasta hace dos años, el número de pobres patrimoniales creció en 7.1 millones de personas, ya que pasó de 50.6 millones (47.7 por ciento) en 2008 a 57.7 millones (51.3 por ciento) en 2010.
Lo anterior indica que a esta condición de pobreza se sumaron 13 millones de mexicanos durante los primeros cuatro años de este gobierno, ya que en 2006 eran 44.7 millones.
Esta medición –a diferencia de la multidimensional, que incluye los derechos sociales y la cohesión social– únicamente considera las percepciones económicas y también se basa en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares.
En pobreza patrimonial está la población que no puede cubrir sus requerimientos básicos de vivienda, calzado, salud, transporte público, alimentación y educación, aunque destinaran todos sus ingresos para ello.
De acuerdo con los datos históricos que se reportan con esta medición de la pobreza que se comenzó a hacer en 1992, hace una década no se registraba a más de 50 por ciento de la población en pobreza patrimonial.
El porcentaje más alto de mexicanos en este nivel se registró después de la crisis de 1994, cuando fue de 69 puntos.
Después fue en caída hasta llegar en 2000 a 53.6 por ciento, y en 2002 a 50.4. El porcentaje más bajo fue en 2006, con 42.6.
A partir de ese año se registró un incremento, y en 2008 la pobreza patrimonial ya afectaba a 47.4 por ciento de la población, es decir, 50.6 millones de personas, ya que a esa condición se sumaron 5.9 millones.
Ayer, al dar a conocer los datos oficiales, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) también presentó los resultados de esa condición por ingresos, "por cuestiones de transparencia y para facilitar la comparación de las tendencias históricas recientes", informó el secretario ejecutivo, Gonzalo Hernández Licona.
Reportó que entre 2008 y 2010 la pobreza alimentaria –que es cuando las familias no tienen recursos para adquirir la canasta básica– se incrementó, ya que pasó de 18.4 por ciento (20.2 millones de mexicanos) a 18.8 por ciento (21.2 millones). En cuatro años, esta pobreza se elevó en 6.1 millones de personas.
La pobreza de capacidades, que incluye a la gente que no puede acceder a alimentación, salud y educación suficientes aunque utilizara todos sus ingresos para estos bienes, también aumentó, al pasar de 25.3 por ciento (27.8 millones de personas) a 26.7 (30 millones).
En total, en este sexenio, 7.3 millones de mexicanos se sumaron a la pobreza de capacidades.
Hernández Licona precisó que, dado que el indicador de pobreza por ingresos únicamente da cuenta de uno de los ocho factores que la Ley General de Desarrollo Social ha identificado para medir la pobreza, ha dejado de ser utilizado como medida

FUSTIGA CHINA LA CRISIS DE DEUDA EN EU

Irresponsable e inmoral su actuación: PCCh

alt

El diario del Partido Comunista de China ha fustigado severamente el manejo de Estados Unidos de su crisis de deuda, llamándola "irresponsable" e "inmoral", agregando en una editorial del sábado que el sistema democrático de Estados Unidos es el responsable de la "farsa".
El oficial Diario del Pueblo acusó a los políticos de Estados Unidos de "sacrificar los intereses de otros pueblos a cambio de unos pocos votos", agregando que "ningún representante ha considerado al mundo, y que incluso los intereses nacionales de Estados Unidos han desaparecido de sus mentes".
Sostuvo que las elecciones del próximo año significan que cada representante no está dispuesto a resultar manchado con el "delito de ceder".
"El sistema de votación ha restringido el poder de la Casa Blanca para actuar", declaró. "La farsa que ocurre en la escena política de Estados Unidos ha dejado saber a todo el mundo donde están los problemas políticos del país", agregó.
Los legisladores estadounidenses tienen sólo cuatro días para alcanzar un acuerdo para evitar una moratoria del país, pero un plan de reducción del déficit presentado por los republicanos fue rechazado el viernes por el Senado, controlado por los demócratas.
El autor de la editorial del Diario del Pueblo es Zhong Sheng, un pseudónimo que suena como "La Voz de China" o "La Voz del Centro".
Si bien el diario no representa la posición oficial del Partido Comunista chino, suele reflejar algunos de los debates que ocurren en los círculos superiores de gobierno.
Su editorial recuerda críticas similares a los políticos estadounidenses por la crisis de deuda publicadas el jueves en la agencia estatal de noticias Xinhua.
Fuente: el Financiero

CRISIS DE LA DEUDA EN EE UU

La incapacidad de los demócratas y los republicanos pone al país al borde de la suspensión de pagos y al mundo ante un periodo de incertidumbre económica
ANTONIO CAÑO - EL PAÍS
Estados Unidos está a punto de sumergir al mundo en un grave periodo de incertidumbre económica por culpa de la ingobernabilidad en la que ha entrado su sistema político. Ambas cámaras del Congreso se muestran incapaces de sacar adelante una ley que evite la suspensión de pagos, ninguno de los dos partidos ofrece una alternativa válida para el otro y, aunque Barack Obama pidió ayer urgentemente una solución bipartidista, él mismo no dispone de los instrumentos y el liderazgo suficiente como para imponerla.
El país se encontraba ayer, como consecuencia, a la espera de un milagro que le salve del cataclismo que puede representar una quiebra de la potencia que domina la economía mundial. Ese milagro tiene que llegar antes del 2 de agosto en la forma de un acuerdo parlamentario.
Tanto republicanos como demócratas dicen ser conscientes de la trascendencia de este momento. Por si acaso, el anuncio de un modesto crecimiento del 1,3% vino ayer a recordar a todos que está en juego, entre otras cosas, el riesgo de una nueva recesión. "Estamos en un momento muy frágil de la economía mundial y no podemos permitirnos hacer nada que dificulte nuestra recuperación", advirtió ayer el jefe del consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, Austan Goolsbee.
En este caso, la amenaza a la economía viene por el lado de la política. Como dijo ayer Obama, "hay muchas crisis en el mundo que no somos capaces de evitar, huracanes, terremotos, tornados, ataques terroristas..., esta no es una de esas crisis". Esta es una crisis achacable a la incapacidad de la clase política de EE UU.
Distintos intentos de solución seguían ayer en marcha, pero ninguno con buenas perspectivas. Después del fracaso del jueves por la noche, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, trataba de nuevo de sacar adelante, con más concesiones a la extrema derecha, una ley para permitir que el Gobierno aumente su endeudamiento para cumplir con sus pagos hasta final de año. Pero esta es una iniciativa que, en el caso de consumarse, nace ya muy debilitada por el obstruccionismo manifestado por el Tea Party y el rechazo anunciado por la Casa Blanca y los demócratas, que controlan el Senado.
"Es un plan que nos obligaría a revivir esta crisis dentro de unos pocos meses, manteniendo de nuevo a la economía cautiva de los políticos en Washington. En otras palabras, no soluciona los problemas y no tiene oportunidad de convertirse en ley", declaró Obama.
Corresponde, pues, a los demócratas ofrecer una alternativa más viable, pero éstos tampoco parecen tenerla. El líder demócrata en el Senado, Harry Reid, anunció ayer una ley que recorta una cantidad del gasto público similar al proyecto de Boehner -más un billón de dólares de las guerras de Irak y Afganistán que ya está, en realidad descontado- y eleva el techo de deuda hasta finales de 2012. "Hay demasiado en juego como para perder un solo minuto más, el último tren está saliendo de la estación", dijo Reid.
Esta propuesta, sin embargo, no ha encontrado hasta ahora el respaldo de los senadores republicanos, que son suficientes como para impedir que sea incluso votada por el pleno. Los demócratas necesitan el apoyo al menos de siete escaños de la oposición para aprobar el texto de su líder.
Solo queda, por tanto, la opción de un pacto bipartidista, para lo que los demócratas deberían de hacer concesiones que, probablemente, les privaría del apoyo de la izquierda, y los republicanos se verían, seguramente, obligados a romper con el Tea Party en la Cámara de Representantes. Ese pacto tendría que establecerse sobre la base de una extensión del techo de deuda hasta después de las elecciones a cambio de un mayor recorte del déficit, por supuesto sin elevar los impuestos, algo a la que ya han renunciado los demócratas.
Sería, por decirlo así, el pacto de los moderados. Los hay suficientes en ambas Cámaras como para poner fin a esta crisis. Pero eso exige una actitud muy decidida de parte de los dos partidos, especialmente de los republicanos, algo que no se contempla en absoluto en estos momentos.
Boehner ha perdido fuerza para conducir ese proceso. Reid nunca ha tenido demasiada. Los puestos de ambos van a estar seriamente en entredicho cuando esta crisis finalice. En cuanto a Obama, su posición es más difícil aún. Después de varias semanas de esfuerzos personales que concluyeron, sin frutos, en el discurso auto exculpativo del lunes pasado. Después, ha tratado de protegerse en el hecho cierto de que la responsabilidad de elevar el techo de deuda corresponde exclusivamente al Congreso para tratar de quedar relativamente al margen de la situación.
Misión imposible. El pésimo espectáculo que Washington ofrece a la nación afecta decisivamente a la imagen del presidente, el máximo símbolo de la política, cuya popularidad alcanzó ayer en el sondeo diario de Gallup el mínimo histórico del 40%.

EL MERCADO PARA LEGOS

Marcos Roitman Rosenmann / La Jornada
Un nuevo dios recorre el mundo, el mercado. Son muchos quienes temen su presencia. Nada más pronunciar su nombre se ponen a temblar, les entra el miedo, pierden la compostura y no saben dónde meterse. Entre sus cualidades destaca la omnipresencia. Su sombra cubre el planeta. Quienes lo provocan sufren la ira del supremo. Posee un hambre insaciable, nunca está satisfecho y exige tributos a diario. Las ofrendas tributadas provienen del sector público. Traga compañías de electricidad, hospitales, redes telefónicas, de navegación, viviendas sociales, universidades, etcétera. Nunca le hace asco a la privatización. Se pierde por la desregulación. Le encanta ver a los suyos portar viandas llenas de contratos basura, trabajo precario y despido libre. Se pirra por la esclavitud infantil, los inmigrantes sin papeles, la trata de blancas, el desahucio por impago o el lavado de dinero. Se atiborra de corrupción, fraude fiscal y subidas de IVA. A banqueros, empresarios y trasnacionales les ofrece, a cambio de profesar su doctrina, un trato de favor. Los exonera de impuestos, pagos a la seguridad social y les otorga el plácet para ejercer la usura. Asimismo, les bendice cuando realizan cualquier transacción donde se cobran comisiones abusivas a costa del sufrimiento de las mayorías sociales empobrecidas.
Invocarlo en vano es una insensatez. Mejor plegarse a sus designios, de lo contrario desata su furia y castiga a los paganos con incertidumbre, miseria, hambre y muerte. Sus seguidores constituyen una secta. Fanáticos que practican rituales de sangre cuyo chivo expiatorio, el Estado del bienestar, degüellan, ofreciendo su cabeza al capital financiero y las trasnacionales. En su nombre se convocan reuniones internacionales, aquelarres en las cuales prima el despilfarro, acompañado de buenas viandas. Son cónclaves cuyos apóstoles se dan a la tarea de redactar homilías y sermones a los infieles. En ellos fijan objetivos e identifican a los enemigos, declarándoles una guerra a muerte. Tras la hecatombe, derrotado el hereje, se le ofrece una paz consistente en la reconstrucción. Es el momento para hacer negocios, repartir comisiones, ahondar en la corrupción y poner gobiernos conversos. Así, el dios mercado se siente satisfecho y pletórico. En caso de resistencia, sus cruzados invaden el territorio permitiendo aumentar los beneficios del complejo industrial-militar, uno de sus más leales seguidores.
Para venerar al nuevo profeta se erigen catedrales. Entre las más conocidas, citamos la sede del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio. Asimismo, un lugar rancio se transforma en templo de peregrinación diaria, las bolsas de valores. De allí emanan los oráculos para el conjunto de los mortales. Con un lenguaje críptico nos declaman los idus del día. No hay país, grande o pequeño, rico o pobre, que no se precie de tener, al menos, uno de estos templos. Allí, también ventilan sus pecados y bendicen su suerte. Igualmente posee, como toda religión totalitaria, un tribunal inquisidor, un centro para el control de la fe y la doctrina. En este caso son las agencias de calificación de riesgos. Con casi un centenar de ellas esparcidas por el mundo, destacan tres: Standar&Poor’s, Moody’s Investor Service y Fitch Ratings. Al más mínimo desliz se abalanzan sobre el infractor, al cual torturan hasta que se retracte, utilizando todos los métodos a su alcance. La ortodoxia debe ser garantizada a cualquier precio.
Al nuevo dios no hay nada que se le resista, pertenezca al reino vegetal, animal o mineral. Bosques, selvas tropicales, océanos, ríos, plantas, animales, oro, plata, coltán, petróleo, forman parte de los bienes tributados por sus acólitos. El mercado tiene cara de pocos amigos, siempre está dispuesto a provocar el caos. Aunque todo hay que decirlo, hubo un tiempo donde su poder era escaso y sus adoradores unos pocos cientos. Sin embargo, lentamente, sus discípulos fueron tejiendo redes y ganando adeptos hasta convertirlo en dios de dioses. En esta labor de proselitismo se le atribuyeron milagros como bajar la inflación, racionalizar los recursos, gestionar mejor y haber vencido al maligno en forma de comunismo. Con su espada justiciera luchó contra todo aquel que defendiera políticas de igualdad, pleno empleo, redistribución de la renta o patrocinara la inversión pública. Los herejes y resistentes han sido perseguidos. Considerados escoria deben ser destruidos. Sólo les queda un camino, entonar el mea culpa. Y para expiar los pecados tendrán que hacer penitencias. La primera y más destaca consiste en divulgar el evangelio escrito por sus apóstoles: Hayek, Von Mises, Smith, Mandeville, Rawls o Friedman.
La economía de mercado se ha impuesto por la fuerza. Sin poder demostrar ninguno de sus milagros, se refugia en la violencia y ejerce la censura. La mejor manera para garantizar su hegemonía es recurrir al miedo y sembrar la desesperanza. Cada vez que es combatida se aferra a su profecía: “sin mercado no hay vida, intentar controlarlo nos aboca al fracaso como especie. O lo cuidamos y facilitamos su expansión o vendrán tiempos de estanflación, recesión e ingobernabilidad. No habrán centros comerciales, televisores de plasma en 3D, celulares, ordenadores, pensiones, ni crecimiento. Banqueros y empresarios se verán avocados a despedir a millones de gentes y por último se restringirá el uso de tarjetas de crédito. Volveremos a la edad de piedra. Para evitar que la profecía se cumpla y su maldición caiga sobre nuestras almas, debemos mantenernos firmes. La solución propuesta es sencilla, hay que apostatar de la democracia, incluso la representativa, la justicia social, la igualdad, la dignidad, la ética, y la cooperación social para el bien común. ¡¡Por favor soltemos amarras y demos la bienvenida al nuevo mesías!!
En la economía de mercado, sus voceros anuncian la salvación de la humanidad si dejamos actuar su mano invisible mediante la ley de la oferta y demanda. Defensores acérrimos del lucro, la usura, practicantes del individualismo, la moral egoísta, la competitividad y el despilfarro, no tienen escrúpulos en mentir. Tras años de predicar las buenaventuras del dios mercado, ninguna de sus promesas se han cumplido. Más inflación, desempleo, pérdida de derechos sociales y políticos, por tanto involución en los derechos humanos. La crisis actual lo atestigua. Aún así, le rezan, ponen velas y brindan las últimas ofrendas para saciar su hambre de privatización, esperando de esa manera colmar su voraz apetito y apacigüe su ira sacándonos de la crisis. Bienaventurados los incrédulos, de ellos será el reino del mercado. Amén.

MÁS POBRES, "PARA VIVIR MEJOR"

México SA
Con FC, 12 millones adicionales
México, ¿país de clase media?
Carlos Fernández-Vega / La Jornada
Doce millones adicionales de pobres patrimoniales (al cierre de 2010) es el tétrico balance de cuatro años de estadía calderonista en Los Pinos, justo en el sexenio que a los habitantes de este país prometió "vivir mejor" (Felipe dixit), lo que se traduce en que cada minuto de gobierno del actual inquilino de Los Pinos casi seis mexicanos involuntariamente se sumaron al de por sí grueso inventario de pobres, el cual, al concluir el año pasado, sumó poco más de 57.7 millones de personas, 51.3 por ciento de la población total.
De acuerdo con el informe que ayer presentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la proporción de pobres patrimoniales en el país se incrementó de 42.7 por ciento de la población total en diciembre de 2006, a 51.3 por ciento en igual mes de 2010, de tal suerte que la exitosa administración calderonista logró retroceder dicho indicador a un nivel porcentual similar al reportado al cierre del año 2000. Una década de gobiernos panistas, o lo que es lo mismo otra década perdida –como la de los 80– de bienestar para los mexicanos.
Oficialmente, la pobreza de patrimonio es definida así: "insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud, educación, vestido, vivienda y transporte, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios". Y a este segmento poblacional se incorporaron 12 millones 205 mil 356 mexicanos en cuatro años de calderonato (70 por ciento del sector urbano, 30 por ciento del rural). Obvio es que en la contabilidad dejan afuera a 12 millones adicionales de mexicanos que emigraron del país en los últimos cinco lustros, precisamente por razones de pobreza.
El Coneval difundió su más reciente reporte sobre la pobreza en México (con información al cierre de 2010, con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2008-2010), y en él señala que en ese periodo "se sumaron a la pobreza (multidimensional) 3.2 millones de personas, por lo que pasó de 48.8 millones a 52 millones, de las cuales 11.7 millones viven en pobreza extrema, de acuerdo con la medición oficial. Los sectores urbanos fueron los más afectados por la crisis y donde se elevó la miseria. Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del organismo, explicó que de las seis carencias que se miden, en las que se presentaron los mayores rezagos fueron en alimentación y en ingreso" (La Jornada, Angélica Enciso).
Sin embargo, al entrar al detalle el panorama es aún peor: al cierre de 2010, el 51.3 por ciento de los mexicanos (contra 42.7 por ciento en 2006) eran pobres patrimoniales; el 26.7 por ciento (contra 20.7 por ciento cuatro años atrás) eran pobres en capacidades; y 18.8 por ciento (contra 13.8 por ciento al inicio de la actual administración gubernamental) eran pobres alimentarios. Esos porcentajes equivalen a 57.7, 30 y 21.2 millones de connacionales, respectivamente (pobreza alimentaria: insuficiencia del ingreso para adquirir la canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivamente para la adquisición de estos bienes; pobreza de capacidades: insuficiencia del ingreso para adquirir la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios; la pobreza de patrimonio se describe líneas arriba).
Como bien lo precisa el Centro de Investigación en Economía y Negocios, que preside José Luis de la Cruz Gallegos, las cifras de pobreza "reflejan la gravedad del rezago que tiene el bienestar de los mexicanos. El incremento señala el debilitamiento de la economía mexicana para generar mejores condiciones de vida en la población. En un extremo, y dado que éste es un problema estructural, debe puntualizarse la incapacidad del modelo económico para atender la solución de la pobreza en México. La falla estructural corresponde a la ineficacia para generar suficiente ingreso para los hogares. La debilidad del mercado laboral es una deficiencia sustancial que limita la posibilidad de que las remuneraciones por el trabajo sean suficientes para que la gente de menores ingresos pueda subsistir. El empleo precario, es decir, bajas prestaciones y salarios paupérrimos, explican el aumento en la pobreza medida por los ingresos, algo que la política y los recursos públicos no pueden atender".
Entre 2006 y 2010 la pobreza patrimonial creció 27 por ciento, la de capacidades 36 por ciento y la alimentaria 44 por ciento. La pobreza urbana patrimonial se incrementó en 37 por ciento, la de capacidades 57 por ciento, pero en el caso de la alimentaria se registra un dramático aumento de 80 por ciento. Ello muestra que "las ciudades han dejado de ser el refugio tradicional para la gente pobre de las zonas rurales, lo cual además se encuentra vinculado a la debilidad del mercado laboral industrial y de servicios para generar empleo de calidad".
La magnitud del retroceso social es evidente. Como apunta el CIEN, "no se puede afirmar que las políticas públicas aplicadas son eficaces en la atención de la marginación en la que viven millones de mexicanos. La razón es simple de entender: existen dos metodologías para medir la pobreza que generan dos resultados distintos. Entonces, ¿con cuál de las dos mediciones se elabora la planeación de la lucha contra la pobreza? Las políticas públicas han sido consideradas como factor de solución al problema, esto a pesar de que en todos los niveles de gobierno se ejerza un gasto público altamente ineficiente y que casi no genera valor agregado. Un ejemplo es la educación; recientemente se dio a conocer que el 78 por ciento de los docentes de educación básica evaluados, no lograron aprobar el examen para ocupar una plaza. Sin embargo, las cifras de pobreza multidimensional muestran menores carencias en términos de educación, por lo tanto la medición refleja acceso a los derechos sociales más no calidad, lo que no garantiza que los mexicanos posean las capacidades que le permitan salir del estado de pobreza".
Las rebanadas del pastel
He allí, pues, el país clasemediero pregonado desde Los Pinos, y la confirmación de que "el bienestar ya llega a los bolsillos de los mexicanos", como celebra el patético Ernesto Cordero.


LAS SUCESIONES PRESIDENCIALES

Gerardo Unzueta / El Universal
Los años no sólo dan vejez: proporcionan privilegios; yo intento cultivar éstos mientras eludo las consecuencias de aquélla. Ello me ha permitido un largo tránsito por la vida política de la nación, en el que he percibido las regularidades de un fenómeno harto trascendente en México: la sucesión presidencial. Aunque mis generalizaciones no abarcan todas las sucesiones de la segunda mitad del siglo XX, me he auxiliado de profundos apoyos como los que facilita don Daniel Cosío Villegas para los ascensos avilacamachista y alemanista.
No he de ahorrarme las observaciones de don Daniel sobre ambas. Dice de la primera “que el haberle concedido a Almazán 5.72% de la votación total y a Ávila Camacho 94%, representa un fraude electoral de proporciones increíbles...”, (p.90); en cuanto a la segunda, DCV nos informa en La Sucesión Presidencial (Joaquín Mortiz, mayo de 1975, p.90): “El progreso hacia una mayor concentración del poder presidencial es visible... Ahora apenas hay dos aspirantes silenciosos que, además, renuncian a ir más allá de la aspiración y el suspiro en cuanto ven que Alemán cuenta con la bendición papal...”.
Otras oportunidades de ensayar sobre esas particularidades he tenido, pero las citas de Cosío Villegas me permiten entrar directo al asunto y traer a la discusión de la izquierda cuestiones candentes de su perspectiva. Cierto: las fuerzas gobernantes, durante siglo y pico, falsificaron los procesos y sus resultados. Aparte del que reseña nuestro autor, he conocido dos grandes fraudes contra la izquierda —1988 y 2006—, en los que la fuerza del Estado cínicamente atropelló la democracia para impedir la llegada de dos líderes del pueblo a la Presidencia: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente. La represión sangrienta —1952— ocultó la magnitud de otro fraude, para garantizar la continuidad del alemanismo.
Hoy, la revisión de mi experiencia me permite tomar un momento luminoso de la lucha política de la izquierda para ofrecer a sus fuerzas actuales, aquellas que promueven el desarrollo nacional, una ruta para la superación de la crisis contemporánea. Me refiero a la acción emprendida por el Partido Comunista Mexicano ante las elecciones de 1976.
Un folleto, Crisis política y sucesión presidencial, me ha traído la realidad de ése y otros momentos. Reproduce una conferencia que pronuncié en el Ateneo Español el 23 de mayo de 1975 en la cual abordaba descarnadamente uno de los momentos más complejos de la vida política nacional, que requería soluciones económicas de fondo y cambios políticos para superar la crisis que agobiaba a la sociedad entera. Partía de lo que en aquel momento era básico: la crisis política, entendida ésta como “la incapacidad de la dirección política para resolver los conflictos presentes por los caminos y con los medios de que dispone”.
¿Quién, en el presente, podrá negar que ésa es la situación que se nos ha impuesto sin más “legitimidad” que la militarización? La incapacidad del grupo gobernante es total; mostró una ineptitud —equiparable sólo a su tozudez— para encontrar algo distinto al autoritarismo. En las capas medias y bajas de la población la miseria social hincó sus fauces, y surgió, como hoy surge el descontento de los despojados de sus derechos y sus empleos, del valor de sus salarios.
Se requería audacia y valor para enfrentar, sin derechos, sometidos a amenazas y represiones reales, una crisis como ésa, precisamente con medios políticos: una campaña electoral. Lo hicimos los comunistas de entonces, incluso cuando el Acción Nacional, con todos sus derechos, rehuía la acción.
Como partido que ponía en práctica los derechos que el régimen le negaba, lanzamos la candidatura del líder obrero Valentín Campa, y junto con él, candidatos o no, recorrimos el país entero. “Valentín —he dicho recientemente— fue un candidato a la Presidencia más real que el oficial, porque polarizó el descontento social y se convirtió en bandera de todos los que aspiraban a una solución democrática de los grandes problemas del país y de las masas”.
Una valerosa acción que culminó con el acto hasta entonces más importante de la izquierda: el mitin de la Arena México. El régimen político tuvo que cambiar. Es esa forma de lucha que propongo a la izquierda: construir una alternativa política propia con todas las fuerzas de nuestro signo, partidistas o no, con un proyecto de nación que contenga la solución a la crisis política del México de hoy.
En estos momentos ninguna otra fuerza política tiene esa capacidad.
Analista político




INSTITUCIONES Y CONFIANZA

Jorge Chavez Presa / El Universal
A la memoria de Salvador Rocha Díaz, amigo, maestro y colega. Descansa en paz.
El parto que dé a luz al México nuevo en el que queremos vivir, además de tardarse, se está complicando. Los actores del reparto que tienen la responsabilidad de que la criatura nazca sana y bien, no están desempeñando adecuadamente su papel. Nuestra transición a una democracia dentro de un Estado de derecho está siendo lenta y accidentada.
El hecho es que, hoy día, la política mexicana y a la mexicana está paralizada. Simplemente el quehacer político no está generando los acuerdos de altura que se requieren para que el Estado mexicano tenga un mínimo de funcionalidad. Esto es, que la seguridad proteja la integridad física de las personas y su patrimonio; que el marco jurídico del gobierno federal, el de los estatales y el de los municipios sirva para dar certeza a las actividades de los particulares; la protección a los derechos de propiedad por el poder judicial y la acción de la procuración de justicia que le toca a los distintos poderes ejecutivos genere los incentivos para crear riqueza, y, entre otras cosas, que permita crear un ambiente cada vez más civilizado.
Los intereses en juego, legítimos unos, otros no, pero con poderes fácticos atrás de ellos, están impidiendo el avance para un nuevo arreglo que acepten todos.
En breve, resumiría nuestro problema parafraseando al ex presidente Bill Clinton: “son las instituciones, estúpido”. El concepto de instituciones que el premio Nobel de Economía Douglass North ha desarrollado es muy útil para ilustrar nuestra situación. Las instituciones, más que un simple conjunto de organizaciones, son un conjunto de reglas aceptadas y respetadas por los actores, que establecen límites de aceptación generalizada; constituyen los mecanismos para que se desprendan consecuencias en el caso de rebasar esos límites como castigos de aplicación efectiva, y premios para mantenerse dentro de los límites y promover que lo que más conviene es estar adentro de éstos. Es así como las instituciones salvaguardan el interés público.
Quizá algunas de las razones que complican el surgimiento de estas instituciones nuevas son los actores mismos, en la actualidad. Su relación, en muchos casos por resentimientos, prejuicios o carencia de mira de altura, o por mezquindades para que prevalezca la ganancia individual, nos están alejando del nuevo régimen de instituciones políticas, económicas y sociales.
Por ello, en la medida en que nuestra vida política no salga de este bache, continuaremos con instituciones de muy bajo rendimiento, prácticamente primitivas, como lo ejemplifican la cantidad de topes en nuestras ciudades. Los topes, como la institución que ha logrado que los conductores bajen la velocidad, que de no hacerlo daña al vehículo, son el símil de nuestro juego político. La institución superior, en este caso, es la señal de alto que es acatada como algo que beneficia al conductor y le da seguridad al peatón.
De ahí que se tenga que insistir en la reforma política, que se encuentra detenida en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, o la reforma de la Hacienda Pública que las distintas partes se niegan siquiera a discutir de una manera constructiva.
La reforma política servirá para que se faciliten los acuerdos de las fuerzas políticas, y la de Hacienda Pública para que la capacidad de hacer del Estado mexicano concrete lo que el interés público demanda.
Con estos topes, la autopista institucional actual es insuficiente para un desarrollo económico sostenido que genere empleos y eleve los niveles de vida de la población. En otros países sus autopistas y vías institucionales permiten que los individuos, sus empresas y sus organizaciones sociales desplacen a un mayor número de personas a destinos muy superiores a los que se permite actualmente en nuestro país.
En la medida en que existan mejores instituciones que promuevan una mayor civilidad en todos sus ámbitos se generará mayor confianza, y con ello menores limitantes para avanzar más rápido. Los 110 millones de mexicanos merecemos instituciones de alta velocidad y de mayor seguridad.
Economista




EE UU SOLO CRECE UN 1.3% EN EL SEGUNDO TRIMESTRE

La actividad económica se estancó prácticamente entre enero y marzo.- La fase de desaceleración es más intensa y prolongada de lo que se esperaba
SANDRO POZZI / EL PAÍS
La economía de Estados Unidos sigue atascada. La tasa de crecimiento de la mayor potencia del planeta avanzó en el segundo trimestre a una anémica tasa anualizada del 1,3%. Y por si no fuera poco, se rebajó drásticamente el dato que se dio por cerrado para el primero, del 1,9% al 0,4%. Por tanto, avanza claramente por debajo de su potencial y eso hace casi imposible resucitar el empleo.
Como anticipan ya desde IHS Global Insight, el inicio de 2011 fue mucho más débil de lo que se esperaba. Mucho más. Pero tanto el Tesoro de EE UU como la Reserva Federal atribuyen el bache a factores temporales, derivados del impacto del terremoto de Japón en la cadena de producción global y del alza del precio del petróleo en el consumo doméstico.
A simple vista, los datos presentados por el Departamento de Comercio podrían entenderse como una aceleración de casi un punto del primer al segundo trimestre. Pero lo que no es habitual es que se realice una revisión de un dato cerrado con tan poco margen de tiempo. Ese 0,4% refleja además que EE UU estuvo prácticamente estancada entre enero y marzo.
Es decir, lo que confirman estos números es que la fase de desaceleración es más intensa y prolongada de lo que se esperaba. De hecho, el crecimiento en el primer semestre de 2011 es el más lento del periodo posterior a la Gran Recesión, de la que se salió oficialmente en el verano de 2009. Wall Street esperaba un crecimiento del 1,7% en el segundo trimestre.
El consumo estuvo prácticamente plano en primavera, con un alza tan solo del 0,1%, muy por debajo del 2,1% del trimestre precedente. Del gasto de los hogares dependen dos terceras partes del crecimiento económico en EE UU. Y por tercer trimestre consecutivo cayó la inversión pública, con los Gobiernos locales, estatales y federales ajustando sus cuentas.
Es la primera lectura del indicador, sujeto a dos revisiones. La esperanza, si no se tuercen más las cosas, es que la actividad económica vaya cobrando fuerza en la segunda mitad. Pero no se espera que sea suficiente para cerrar 2011 con una expansión superior al 3%. Hay bancos que la dejan incluso por debajo del 2,5%, lo que como mucho valdría para estabilizar el paro.
A este ritmo, la actividad económica no va a ayudar tampoco a potenciar los ingresos que necesita el Tío Sam para resolver la encrucijada fiscal, y ni mucho menos para generar los empleos suficientes que reduzcan una tasa de paro que supera el 9%. Un escenario incierto que está forzando al banco central a adoptar una posición de letargo antes de decidir el próximo movimiento.
El débil dato de crecimiento es otro toque de atención a los legisladores en el Capitolio para que cierren con urgencia un acuerdo que evite que EE UU se vea en una situación de impago de sus deudas este 2 de agosto. Eso metería al país en una segunda recesión y arrastraría a la economía global, como viene alertando el Fondo Monetario Internacional.
E incluso si se llega a un acuerdo en Washington para ampliar el techo de endeudamiento, la solución fiscal a la que se llegue afectará al crecimiento en 2012 por la vía del recorte del gasto. Existe además la posibilidad de que al menos una agencia de calificación retire la máxima nota crediticia a EE UU, lo que elevará los costes sobre la deuda a corto plazo.

viernes, 29 de julio de 2011

APRUEBA CONGRESO REESTRUCTURACIÓN DE DEUDA

Con la intención de fortalecer los lazos amistosos entre Brasil y Veracruz, el gobernador Javier Duarte acudió a este país, a invitación de la presidenta Dilma Rousseff.
Karla Cancino/Diario de Xalapa

Xalapa, Veracruz.- El Congreso local autorizó al Gobierno del Estado la reestructuración de la deuda pública vigente por un monto de 12 mil 600 millones de pesos, así como la contratación de un nuevo endeudamiento de 17 mil 400 millones de pesos para hacer frente a las obligaciones con terceros pendientes de pago que tiene la administración estatal. Estos compromisos financieros serán cubiertos en un plazo de hasta 30 años.

Con 35 votos a favor, uno en contra y 13 abstenciones, los diputados locales aprobaron la iniciativa con la cual se permitirá un ahorro de aproximadamente 8 mil millones de pesos en los próximos seis años, toda vez que implica la reestructuración de la deuda pública mediante mejores condiciones financieras.

La iniciativa aprobada permite además la contratación con el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, Sociedad Nacional de Crédito, Institución de Banca de Desarrollo, o con cualquier otra institución de crédito o financiera de nacionalidad mexicana, una garantía de pago oportuno u operación similar, por un monto equivalente hasta del 50 por ciento del monto total de los financiamientos.

En la exposición de motivos el mandatario estatal Javier Duarte de Ochoa recordó que uno de los objetivos prioritarios de su administración es el de recuperar la fortaleza de las finanzas públicas, para lo cual se establecieron en el Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016 criterios de racionalidad, orden y austeridad.

Para lograr los objetivos y teniendo presente que históricamente los gobiernos en los países con una economía de mercado han convertido en una práctica normal y recurrente el acceder a fuentes de financiamiento para apuntalar el crecimiento económico y el desarrollo social, se ha determinado la imperante necesidad de instrumentar una estrategia de reestructuración de pasivos, a través de la contratación de financiamientos, ya sean bancarios o bursátiles y, de esa forma, lograr un mayor margen de maniobra en las finanzas públicas para impulsar el crecimiento y el desarrollo económico estatal, señaló.

De acuerdo con el decreto aprobado por el Congreso del Estado, los montos de endeudamiento autorizados podrán contratarse mediante la celebración de uno o varios créditos con instituciones de crédito de nacionalidad mexicana o mediante la emisión de instrumentos bursátiles y su colocación entre el público inversionista a través del mercado de valores nacional, directamente por el Estado o a través de uno o varios fideicomisos bursátiles, por un plazo de hasta 30 años.

En cualquier caso, las obligaciones correspondientes serán constitutivas de deuda pública, deberán contratarse con personas físicas o morales de nacionalidad mexicana, ser pagaderas en moneda de curso legal en los Estados Unidos Mexicanos, dentro del territorio nacional y prever expresamente la prohibición de su cesión a extranjeros.

"La estrategia propuesta supone la contratación de financiamientos a ser destinados, de conformidad con lo previsto en los artículos 312 y 316 del Código Financiero para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, a la reestructuración de deuda pública vigente a cargo del Estado, y para hacer frente a las obligaciones con terceros pendientes de pago, derivadas de la ejecución de obras, contratación de servicios y adquisición de bienes, a un plazo de hasta 30 años", señala el mandatario estatal.

Asimismo el decreto autoriza al Ejecutivo del Estado, a través de la Secretaría de Finanzas y Planeación, para que, sin perjuicio de afectaciones previas, afecte como fuente de pago o garantía de los financiamientos, incluida en estos la garantía de pago oportuno, el derecho y/o los ingresos a las participaciones que en ingresos federales le correspondan al Estado del Fondo General de Participaciones previsto en el artículo segundo de la Ley de Coordinación Fiscal, así como cualesquiera otros fondos que eventualmente las sustituyan o complementen por cualquier causa.

La afectación de participaciones podrá formalizarse mediante la constitución de un fideicomiso irrevocable de administración y fuente de pago o, en su caso, a través del o de los fideicomisos bursátiles o, en su caso, a través de fideicomisos previamente constituidos por el Estado para ser fuente de pago y/o garantía de financiamientos a su cargo.

En todo caso, los fideicomisos antes señalados serán de la categoría no paraestatales, por lo que no constituirán entidades de la administración pública paraestatal.

Al momento la deuda bancaria del Gobierno del Estado es de 12 mil 600 millones de pesos y una deuda heredada de pagos de obligaciones a contratistas y proveedores por 17 mil 400 millones de pesos. Esta última deuda se podría pagar de inmediato con un financiamiento a largo plazo y con tasas de interés menores.

OTROS ASUNTOS

Durante la última sesión ordinaria correspondiente al segundo periodo de sesiones, el pleno del Congreso de Veracruz aprobó, en su primera etapa, reformas al artículo 64 de la Constitución Política local, a fin de darle a la Sala Constitucional del Tribunal Superior de Justicia la atribución de conocer, sustanciar los procedimientos y resolver, en términos de la ley respectiva, en instancia única, de los asuntos indígenas.

Asimismo, aprobaron la Ley de Desarrollo Sustentable del Café Veracruzano, con el objeto de normar, fomentar y desarrollar la producción, comercialización y consumo del café, mejorando el rendimiento, la calidad y procurar una justa distribución del ingreso cafetalero con criterios de competitividad técnica, factibilidad económica, desarrollo social y sustentabilidad.

Durante la sesión se otorgó el consentimiento a los ayuntamientos de Alvarado, Castillo de Teayo, Tezonapa y Mixtla de Altamirano crear el Instituto Municipal de la Mujer. Finalmente, los legisladores locales declararon oficialmente instalada la diputación permanente de la LXII Legislatura del Congreso de Estado, que funcionará durante el Segundo Receso del Primer Año de Ejercicio Constitucional.

Esta Diputación Permanente que sesionará en la Sala de Sesiones "Venustiano Carranza" del Palacio Legislativo estará integrada por los diputados Eduardo Andrade Sánchez, presidente; Brenda Abigaíl Reyes Aguirre, vicepresidenta; Martha Lilia Chávez González, secretaria; Carlos Aceves Amezcua, Enrique Levet Gorozpe, Anabel Ponce Calderón, Leticia Karime Aguilera Guzmán, Francisco Javier Lara Arano, Juan Carlos Castro Pérez y Verónica Carreón Cervantes, vocales.

Como sustitutos estarán los diputados Raymundo Eligio Saldaña Ramírez, Rogelio Franco Castán, Fernando Yunes Márquez, Américo Zúñiga Martínez, Elena Zamorano Aguirre, Víctor Manuel García Trujeque, Roberto Pérez Moreno, Germán Yescas Aguilar, Alma Rosa Hernández Escobar y Ulises Ochoa Valdivia.

RECONOCE DUARTE A LOS DIPUTADOS POR SU SOLIDARIDAD CON LOS VERACRUZANOS

Brasilia, Brasil.- Veracruz avanza con rumbo fijo hacia la prosperidad y la reestructuración de la deuda pública forma parte de una gran estrategia de relanzamiento de la economía que está en marcha, anunció el gobernador Javier Duarte de Ochoa, y desde Brasil hizo un reconocimiento a los legisladores por su solidaridad con los veracruzanos.

El mandatario veracruzano dijo que se afinan los últimos detalles de la estrategia que contempla la atracción de grandes inversiones extranjeras, como las brasileñas que, en este momento, ven al territorio veracruzano como tierra próspera para millonarios proyectos de inversión bioenergética y agropecuaria.

El gobernador Javier Duarte agradeció el respaldo de la LXII Legislatura del Estado para lograr una restructuración de deuda pública que represente ahorros para inversión en obra pública, y destacó que el respaldo del Poder Legislativo fortalecerá las finanzas, ya que permitirá la construcción de más obra pública que se traducirá en beneficios para los veracruzanos y en atractivos para los inversionistas.

Al desahogar una intensa gira de trabajo, acompañado por el secretario de Desarrollo Económico, Érick Porres Blesa, y el subsecretario de Turismo, Harry Grappa Guzmán, el gobernador Javier Duarte de Ochoa se reunió con el director-presidente de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), Pedro Antonio Arraes, para acordar un intercambio de acciones a fin de llevar nuevas tecnologías y poder incentivar al campo veracruzano y hacerlo más productivo.

En dicho encuentro, el director-presidente de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), destacó el enorme esfuerzo que realiza el gobernador Javier Duarte de Ochoa con el objetivo de modernizar la tecnología del campo veracruzano.

Más tarde, y ya en la sede del Ministerio de Minas, el mandatario veracruzano sostuvo una reunión de trabajo con el secretario de Planeación Energética, Altino Ventura Filho, para hablar de proyectos sobre la generación de biocombustibles, y en donde Veracruz busca aprender de Brasil los mecanismos y sistemas para la generación de biocombustibles y de energías limpias que colocaron al país sudamericano en ejemplo internacional.

En una breve entrevista antes de reunión con autoridades de la Secretaría de Planeación Energética del Ministerio de Minas y Energía de Brasil, el mandatario veracruzano retomó el tema de la reestructuración para decir que el Gobierno del Estado podrá modificar los créditos contratados, y entonces mejorar las tasas de intereses para fortalecer la administración.

Aseguró que se trata de una herramienta financiera necesaria e indispensable en la administración pública estatal, y recordó que los fenómenos meteorológicos han ocasionado severos daños al patrimonio de las familias veracruzanas, y severas afectaciones a la infraestructura básica que han obligado al Gobierno del Estado a responder rápidamente.

"Ante las contingencias, hemos tenido que entrar con acciones emergentes y hemos tenido que reorientar recursos del presupuesto estatal para atender a la gente en el momento que lo necesita, así que los ahorros que la reestructuración nos genera por el orden de los ocho mil millones de pesos refuerza nuestras finanzas para más obras", expresó.

Añadió que, en este momento, se busca fortalecer a las finanzas estatales y fortalecer a la administración pública para ampliar las condiciones de certidumbre que los empresarios buscan para invertir, y que Veracruz promueve para detonar la economía de todo el Estado.

Mas tarde, el mandatario veracruzano se reunió con Carlos Fadigas, presidente de Braskem, la empresa petroquímica brasileña líder continental en el mercado de resinas termoplásticas para hablar de intercambios y de nuevas inversiones en territorio veracruzano.